Guerra en Gaza
¿Por qué es clave la operación israelí en Jan Yunis?
El Ejército israelí cree que los tres autores intelectuales del atentado del 7 de octubre se esconden en la zona sur de la Franja
Israel ha ampliado su operación militar «contra los bastiones de Hamás en toda la Franja de Gaza», en palabras del portavoz del Ejército, Daniel Hagari. Las tropas israelíes centran sus ataques en la zona sur del enclave. La cúpula militar cree que los dirigentes del grupo islamista palestino que planearon el atentado del pasado 7 de octubre se esconden en esta área densamente poblada de la Franja, en la profundidad de sus túneles. El líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, el jefe de las Brigadas Al Qassam, Mohamed Deif, y su número dos, Marwan Issa. Estos son los objetivos principales de una guerra que se ha cobrado hasta la fecha la vida de más de 15.000 personas, en su mayoría civiles.
El Ejército israelí presume de haber infligido bajas sensibles en las filas de Hamás. La organización palestina confirmó hace dos semanas la muerte en combate del jefe de su brigada norte, Ahmed al-Ghandour, miembro destacado del consejo militar. Pero los tres cerebros del ataque terrorista que asesinó a unas 1.200 personas y secuestró a otras 240 en los kibutz y en las comunidades del sur de Israel siguen con vida.
Sinwar, de hecho, ha jugado un papel importante en las negociaciones para desbloquear la frágil tregua de siete días con Israel, mediadas por Qatar, que permitieron la liberación de más de un centenar de rehenes y la excarcelación de 240 presos palestinos. Aunque la actividad del líder de Hamás en Gaza, que llevaba un año preparando el golpe del 7 de octubre, según los primeros informes de inteligencia, no se ha limitado a sentar en la mesa de diálogo al gabinete de guerra encabezado por Benjamín Netanyahu, un líder fuertemente presionado a nivel interno para el rescate de los rehenes.
Sinwar también ha sido visto por varias de las personas capturadas y retenidas en Gaza por los islamistas. Una de ellas fue la veterana activista por la paz Yocheved Lifshitz, de 85 años, que cruzó con él algunas palabras de reproche, según confesó a la prensa. Mohamed Deif y Marwan Issa, sin embargo, han mantenido un perfil mucho más bajo que su jefe en los casi dos meses de guerra.
Es sabido que el primero, miembro fundador y comandante de las Brigadas Al Qassam –autoras materiales del ataque del 7 de octubre–, es natural de Jan Yunis y reside en esta ciudad, la segunda más grande de la Franja de Gaza. Del segundo apenas se conocen datos biográficos. Nació en el campo de refugiados de Bureij, ubicado en el corazón de la Franja de Gaza, y perteneció a los Hermanos Musulmanes antes de la fundación de Hamás. Issa es también un viejo conocido de las fuerzas de seguridad israelíes, que lo detuvieron cinco años durante la primera intifada. Tiempo después, el hoy número dos del ala militar de Hamás acabaría siendo detenido por la Autoridad Palestina. Un actor del que precisamente se habla ahora para asumir la gobernabilidad de Gaza.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han ordenado la evacuación de los civiles de Jan Yunis para profundizar la ofensiva. La estrategia militar en el sur será diferente a la que llevan a cabo en el norte de la Franja. No podrán enviar unidades blindadas para controlar el terreno con la misma facilidad por la densidad de población, más elevada incluso que en el norte. Combatir sin vehículos blindados entrañará, además, mucho más peligro para las tropas israelíes.
Los más de 200.000 habitantes de Jan Yunis deberán hacinarse aún más en las áreas próximas a la costa o esconderse en sus hogares o refugios improvisados. La otra opción es trasladarse a Rafah. Sin embargo, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas advierte de que la mayor parte de las zonas en las que el Ejército israelí ha dividido están abarrotadas. Mientras, las tropas israelíes seguirán rastreando los escombros en la zona norte de la Franja en búsqueda de los accesos a la extensa red de túneles que opera Hamás, además de las lanzaderas de cohetes y otros activos militares del grupo.
El Ejército israelí es consciente de que tiene poco tiempo para alcanzar sus objetivos en Gaza antes de que Estados Unidos retire definitivamente su apoyo. Antony Blinken ya avisó en su último desplazamiento a Tel Aviv. El secretario de Estado norteamericano dejó claro a los miembros del gabinete de guerra que no dispondrían de los «meses» que dicen necesitar para terminar el trabajo. Joe Biden, en cambio, todavía no ha pedido un alto el fuego. «He animado al primer ministro a que se centre en intentar reducir el número de víctimas mientras intenta eliminar a Hamás, que es un objetivo legítimo que tiene. Es una tarea difícil y no sé cuánto tiempo llevará», declaró el presidente de Estados Unidos en las primeras horas de la tregua.
Las operaciones siguen estando condicionadas por los 136 rehenes que quedan aún en manos de Hamás, según las estimaciones israelíes. En una reunión con sus familiares, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, intentó convencerles de que «cuando el Ejército avanza, aumenta la presión sobre Hamás y con ella la posibilidad de recuperar más rehenes». Muchos, sin embargo, no están del todo convencidos.
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