Francia

Sarkozy se lanza a la reconquista del Elíseo

El ex presidente francés anuncia su candidatura a las primarias de su partido en noviembre

Nicolas Sarkozy, en una imagen de archivo
Nicolas Sarkozy, en una imagen de archivolarazon

Aunque era un secreto a voces para los franceses, Nicolas Sarkozy ha apurado hasta el final para anunciar ayer su candidatura al Elíseo la próxima primavera. «He decidido ser candidato a las presidenciales de 2017.

Aunque era un secreto a voces para los franceses, Nicolas Sarkozy ha apurado hasta el final para anunciar ayer su candidatura al Elíseo la próxima primavera. «He decidido ser candidato a las presidenciales de 2017. Siento que tengo la fuerza para librar esta batalla en un momento difícil de nuestra historia», aseguró el ex mandatario galo (2007-2012) en un mensaje en las redes sociales. Pero antes de ser cartel electoral de Los Republicanos (LR), el líder conservador tendrá que enfrentarse entre el 20 y el 27 de noviembre en unas primarias a otra decena de candidatos, entre los que sobresale el veterano ex primer ministro Alain Juppé, favorito en los sondeos y el mejor visto por los franceses para suceder al socialista François Hollande.

Para cumplir con los estatutos internos, Sarkozy ha dimitido como presidente de partido y participará mañana en un primer mitin de campaña en Châteaurenard junto a sus rivales. De hecho, ese día concluye el plazo para presentarse al proceso de primarias. Un día antes, el miércoles, sale a la venta en Francia «Tout pour la France» («Todo por Francia»), un libro de 231 páginas, editado por Plon y escrito en sólo tres meses en el que el líder de la oposición desgrana su programa político para volver a seducir a los franceses, muy divididos tras su primer mandato como jefe de Estado. Según adelantó ayer «Le Monde», Sarkozy, de 61 años, va a centrar su campaña en la seguridad, la identidad, la inmigración y la laicidad, materias en las que, como ex ministro del Interior y ex presidente, se ve con mayor credibilidad y experiencia que sus contrincantes. Asuntos con los que pretende, en definitiva, acorralar al Gobierno socialista y arrebatar votos al Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen, que, según todas las encuestas, puede repetir la proeza de su progenitor en 2002 y pasar a la segunda vuelta de las presidenciales, prevista para el 7 de mayo. «Los próximos cinco años serán los de todos los peligros, pero también los de todas las esperanzas», resumió ayer el aspirante conservador.

Basta con echar un vistazo al índice de su libro manifiesto para entender la línea por la que va a discurrir la campaña de Sarkozy en un país en alerta terrorista y estado de emergencia desde los atentados de París de noviembre. La obra se divide en cinco capítulos o retos: la verdad, la identidad, la competitividad, la autoridad y la libertad. En el prólogo, «Sarko» anuncia oficialmente su deseo de volver a luchar por el Elíseo y desgrana las razones que le han motivado. «He querido partir del pasado y aprender de las lecciones de mi quinquenio. Hoy se trata del futuro, de Francia y de los franceses», explica.

A la espera de que Hollande deshoje la margarita y anuncie a finales de año si se presenta a la reelección, el actual presidente se preguntaba en un libro publicado la semana pasada si la candidatura al Elíseo de su ex rival no sería el mejor escenario para sus intereses. «Tiene más cualidades que los demás, pero también más defectos», reconocía el dirigente socialista, que ha filtrado que sólo se presentará si tiene posibilidades de ganar. Investigado en media docena de causas, lo cierto es que el calendario judicial puede ser el peor enemigo de «Sarko» en su reconquista del poder.

Acosado por la justicia

Seis son los casos judiciales que el precandidato al Elíseo tiene pendientes. Está imputado en el «caso Bygmalion» por financiación ilegal de su campaña de 2012 y también le han investigado por el «caso Tapie», al igual que a su entonces ministra de Economía, Christine Lagarde. La venta de buques de guerra y armas al régimen paquistaní ocupan otras de sus causas. Del mismo modo que la de su campaña de 2007, cuando habría recibido 50 millones de euros del régimen de Gadafi y varios miles de Liliane Bettencourt.