
Cumbre en Londres
El «trueque» de Trump: gas de EE UU a cambio de bajar los aranceles
Sesenta países debate en Londres el futuro de la seguridad energética en un contexto de tensiones con Rusia

El suministro energético mundial se ha convertido en la última lanza en la ya malograda relación trasatlántica entre Europa y Estados Unidos. La búsqueda de cero emisiones netas ha dejado de ser únicamente una cuestión medioambiental para convertirse en un asunto de seguridad. Adoptando energías limpias, los países pueden debilitar la influencia de dictadores como el ruso Vladimir Putin, quien ha utilizado sus vastos recursos de combustibles fósiles para chantajear a sus vecinos y aumentar los precios de la energía para todos, alimentando la inflación y la discordia política en Occidente.
Esta es la visión del Reino Unido, anfitrión de una cumbre celebrada hoy en Londres sobre el futuro de la seguridad energética. La gran mayoría de los representantes de los más de 60 países que acudieron a la cita comparten su opinión.
Pero Estados Unidos, el mayor productor y exportador mundial de gas natural licuado (GNL), tiene una visión muy diferente bajo el mandato de Donald Trump. El inquilino de la Casa Blanca -bajo cuyo mandato Estados Unidos se retiró del acuerdo climático de París- quiere "perforar, perforar, perforar" y exige a Europa que compre más combustibles fósiles estadounidenses a cambio de una reducción arancelaria.
La cumbre, que concluirá este viernes, está siendo organizada conjuntamente por el Reino Unido y la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Los delegados debaten cómo reducir los crecientes riesgos para la energía derivados de las guerras en Europa y Oriente Medio, la actual guerra comercial entre Estados Unidos y China, las condiciones climáticas extremas, los ataques a cables submarinos y la ciberguerra.
El director de la AIE, Fatih Birol, declaró que había una creciente "fragmentación internacional", lo que impedía a los países abordar los mayores riesgos para la seguridad energética. "En lugar de cooperación, vemos que los países se están desafiando mutuamente. En mi opinión, la solución duradera a los desafíos de la seguridad energética pasa por la cooperación entre los países".
Los precios mundiales del gas se dispararon tras la invasión rusa de Ucrania y se han mantenido casi un 50 % por encima de los niveles anteriores a la COVID-19. Europa pudo inicialmente cubrir la escasez de gas, tras las sanciones impuestas a Rusia, comprando GNL a Estados Unidos. Pero ese suministro ahora está amenazado a medida que empeoran las relaciones entre el bloque y el presidente Trump.
“Cuando y donde su energía escasea o está restringida, la humanidad sufre. Desafortunadamente, la atención de la última administración [estadounidense] se centró en la política climática y en las políticas que conducen a dicha escasez”, declaró Tommy Joyce, subsecretario interino de Asuntos Internacionales del Departamento de Energía de Estados Unidos, durante su intervención. “Estas políticas han sido adoptadas por muchos, no solo por Estados Unidos, y perjudican vidas humanas”, añadió.
El hecho de que Estados Unidos mandara a un funcionario de menor rango en lugar de al secretario de Energía, Chris Wright, evidencia que la cumbre no estaba entre sus prioridades. En su lugar, Wright, ex director ejecutivo de una importante empresa de fracking que califica con frecuencia los objetivos de cero emisiones netas para 2050 de "siniestros", realizó este mes una gira por Oriente Medio, con el objetivo de fortalecer los lazos con productores de combustibles fósiles como los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Catar.
En Riad, firmó un memorando de entendimiento sobre cooperación energética y lamentó un "movimiento global, incluso en mi país, Estados Unidos, que se opone al desarrollo energético".
Pero, paradójicamente, la propia guerra arancelaria iniciada por el republicano se está volviendo ahora en su contra. Estados Unidos carece de la infraestructura suficiente para aumentar rápidamente los envíos. En definitiva, tienen gas, pero no los gasoductos para transportarlo. Las terminales de exportación ya están operando cerca de su capacidad máxima. Y la guerra comercial ha disparado el coste del acero y otros insumos para los nuevos proyectos estadounidenses. Todo ello se espera que lleve a una desaceleración de la demanda.
Trump ha criticado duramente al organismo de control energético mundial por su promoción de las energías limpias y sus pronósticos de caídas en los precios del petróleo y el gas. Muchos centros de estudios e investigadores han defendido la postura de la AIE. "En las grandes decisiones, como el futuro de la demanda mundial de petróleo, la AIE ha demostrado ser consistentemente un pronosticador más fiable que las empresas de combustibles fósiles", afirmó Laurence Tubiana, director ejecutivo de la Fundación Europea del Clima. "A medida que los países se unen para definir un nuevo paradigma de seguridad energética, necesitan datos imparciales y fiables sobre la dirección futura de la energía", añadió.
Por su parte, China - el país que actualmente domina la fabricación de infraestructura de energía limpia- fue la gran ausente a la cumbre. A fin de disminuir su dependencia del gigante asiático, Reino Unido anunció ayer una inversión de 300 millones de libras para impulsar la capacidad británica de fabricación de componentes para la industria eólica marina para fomentar la inversión privada en el sector británico de las energías renovables. El gobierno británico aspira a que el 95 % de la matriz eléctrica del Reino Unido, provenga de energías limpias para finales de la década; actualmente, esta cifra ronda el 60 %.
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