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EE UU

Trump redobla la apuesta comercial: duplica aranceles al acero y aluminio en medio de tensiones globales

Las medidas propuestas por el mandatario estadounidense ha recibido una fuerte oposición internacional

Trump deja al Reino Unido al margen de la subida de aranceles al 50% para el acero y el aluminio EUROPAPRESS

En las últimas horas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump duplicó los aranceles sobre el acero y el aluminio, alcanzado el 50%, en una medida drástica destinada a proteger las industrias estadounidenses, según ha defendido la Casa Blanca, a pesar de las advertencias de algunos economistas que prevén un incremento en los precios para los consumidores nacionales.

Este aumento de los aranceles sobre los metales extranjeros entró en vigor justo después de la medianoche del miércoles y se aplica a casi todas las importaciones de acero y aluminio. El Reino Unido está exento de este incremento —y seguirá enfrentando una tasa arancelaria del 25 %— gracias al acuerdo comercial anunciado por Trump y el primer ministro británico Keir Starmer el mes pasado.

La noticia se conoce luego de que el pasado viernes, el republicano había anunciado sus planes de aumentar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio desde el 25 %, tasa que había estado en vigor desde el 12 de marzo, cuando expiraron las exenciones de aranceles al acero y entró en vigor el aumento impositivo a las importaciones de aluminio.

En un discurso dirigido a trabajadores siderúrgicos en la planta Mon Valley Works–Irvin de U.S. Steel en Pittsburgh, el presidente afirmó que el incremento “asegurará aún más la industria del acero en EE. UU.”. Más tarde ese mismo día, reiteró ese mismo mensaje respecto a las importaciones de aluminio.

El mandatario formalizó el aumento de aranceles mediante una proclamación el martes, argumentando que la medida garantizaría que “tales importaciones no amenacen con dañar la seguridad nacional”. “A mi juicio, el aumento de los aranceles contrarrestará de manera más efectiva a los países extranjeros que siguen descargando acero y aluminio excedente y a bajo precio en el mercado estadounidense, debilitando así la competitividad de las industrias del acero y el aluminio de Estados Unidos”, escribió el republicano.

Este esperado aumento en los aranceles a los metales ha generado, como es natural, críticas de los socios comerciales de EE. UU. en el exterior.

Canadá —el mayor exportador de acero y aluminio hacia EE. UU.— calificó la medida como “ilegal e injustificada”. “El nuevo gobierno de Canadá está involucrado en negociaciones intensivas y en curso para eliminar estos y otros aranceles como parte de una nueva asociación económica y de seguridad con Estados Unidos”, indicó la oficina del primer ministro canadiense Mark Carney en un comunicado.

Por su parte, según reportes, México planea solicitar a la administración Trump una exención del aumento arancelario al acero. “No es justo ni sostenible”, dijo el martes el ministro de Economía, Marcelo Ebrard.. “El viernes presentaremos nuestros argumentos para excluir a México de esta medida”.

Todo esto ocurre al tiempo que el ambicioso plan de Trump para negociar decenas de acuerdos comerciales con algunos de los socios más cercanos de Estados Unidos ha comenzado a mostrar fisuras, mientras se agota el plazo de 90 días que estableció para pausar la mayoría de los aranceles específicos por país, quedando poco más de un mes.

Trump afirmó en las últimas horas que era “extremadamente difícil” llegar a un acuerdo con su homólogo chino, Xi Jinping, en un momento en que la Casa Blanca ha sugerido que ambos líderes podrían conversar esta semana en medio del aumento de tensiones comerciales.

“Me gusta el presidente Xi de China, siempre me ha gustado y siempre me gustará, ¡pero es MUY DURO Y EXTREMADAMENTE DIFÍCIL DE NEGOCIAR CON ÉL!!!”, escribió Trump en Truth Social.

Washington y Pekín se han culpado mutuamente de violar un acuerdo comercial alcanzado en Suiza el 12 de mayo. El pacto incluía una suspensión de 90 días para la mayoría de los aranceles, así como una amplia eliminación de las medidas comerciales de represalia impuestas por China a EE. UU. desde principios de abril.

China no ha aliviado significativamente las restricciones a las exportaciones de tierras raras, en contra de lo que esperaba Washington. Pekín también ha criticado a EE. UU. por avanzar en sus esfuerzos por limitar el acceso de China a tecnologías avanzadas. La semana pasada, la administración Trump anunció además que comenzaría a revocar visas para estudiantes chinos.

El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, dijo durante su primera reunión con el nuevo embajador de EE. UU. en China, David Perdue, el martes, que la reciente serie de “medidas negativas” tomadas por la administración Trump se basaban en “razones infundadas” y socavaban los derechos e intereses legítimos de China, según el informe oficial.

En este punto de desgaste han comenzado a verse incluso tensiones entre la órbita republicana que no termina de entender cómo podría acabar el asunto, lo que ha introducido un clima de tensión a las negociaciones con contrapartes extranjeras que afirman no tener claridad sobre lo que está ofreciendo Estados Unidos, dónde están las líneas rojas o qué pretende lograr con un acuerdo.