Atentados en Boston
Un cabecilla vinculado a Al Qaeda se declara «feliz» por el atentado
Las armas que se incautaron a los Tsarnaev podrían aclarar si existe una célula de apoyo
Era cuestión de tiempo que un jefe islamista vinculado a Al Qaeda (AQ) abriera la boca para aplaudir los atentados de Boston. Mohammad Ahmad al-Chalabi, un líder extremista jordano, ha manifestado, según se recoge en páginas islamistas, que se siente «feliz de ver el horror en Estados Unidos. La sangre americana no es más preciosa que la sangre musulmana». Este individuo fue detenido en su día por participar en un complot vinculado a AQ para atacar las embajadas de EE UU y otros países occidentales en Jordania en 2003, así como por planificar un asesinato. Fue condenado a muerte, aunque se le conmutó la pena.
En cualquier caso, las vinculaciones «yihadistas» de los hermanos Tsarnaev han quedado ya acreditadas y, si no se ha producido una reivindicación oficial por parte de Al Qaeda o algunas de sus franquicias, se deberá a razones «tácticas» o «estratégicas», que, en su momento, habrá que analizar.
Los investigadores estadounidenses, con ayuda de las policías de numerosos países, entre ellas la española, tal y como adelantó ayer LA RAZÓN, trata de determinar los contactos, internos o externos, que han podido tener los hermanos Tsarnaev para cometer los atentados. Una de las pistas que se sigue con más interés es el viaje que el año pasado, entre mayo y junio, hizo el mayor de los hermanos, Tamerlan, a Daguestan y Chechenia.
Funcionarios rusos, citados por varios medios, subrayan que este individuo solicitó durante el viaje un pasaporte de esa nacionalidad, con la excusa de que había perdido el suyo durante la estancia en Daguestán. Debía tener mucha prisa en volver a Estados Unidos, o abandonar Rusia, ya que nunca recogió el documento. En medios antiterroristas se da como «más que probable» que fuera durante este viaje cuando Tamerlan recibió las instrucciones de elementos de Al Qaeda para que empezara a preparar acciones criminales en Estados Unidos, en concreto en la zona de Boston, donde residía habitual mente. Los artefactos que tenía preparados esta célula, y el hecho de que no actuaran como terroristas suicidas, demuestra que iban a seguir cometiendo atentados.
Se desconoce si los detalles del citado viaje se los facilitó a su hermano menor, el que se encuentra herido y ha comenzado a declarar ante funcionarios estadounidenses especializados en lucha antiterrorista. El dato, de conocerlo y querer facilitarlo, sería fundamental para poder reconstruir los atentados desde el momento mismo de su gestación, a muchos miles de kilómetros de Boston. Y conocer el nombre o nombre de los dirigentes de Al Qaeda que le dieron las instrucciones. Si Tamerlan se guardó para sí el secreto, poco se podrá avanzar en este terreno. En las fechas en las que Tamerlan estuvo en Daguestan y Chechenia, los miembros de la célula que fue desarticulada en España (en agosto) estaban aun en libertad. Entre ellos se encontraba uno de los tres jefes de «operaciones» de Al Qaeda, Elgar Magomadov, que se ocupaba de Europa y, probablemente, también de América. Resulta muy difícil poder acreditar que ambos terroristas se reunieran en algún punto del Continente, salvo que la investigación que realizan los especialistas norteamericanos con el hermano menor de los Tsarnaev puedan aportar datos concluyentes al respecto.
Otra vía de investigación muy importante es la de las armas que se han encontrado en poder de la célula islamista. Hasta el momento, no se han dado detalles sobre su número y si se trata de armas largas o cortas, o había de los dos tipos. Los autores del atentado de Boston no tenían posibilidad de comprar armas en su zona de residencia, por lo que cabe pensar que fueron terceras personas las que se las facilitaron. De ser así, estaríamos ante la presencia de elementos de apoyo o de otra célula, una de las hipótesis con las que se trabaja. También cabe la posibilidad de que las adquirieran en el mercado negro, pero hubiera resultado muy peligroso para ellos ya que las Fuerzas de Seguridad suelen tener bastante buena información sobre lo que ocurre en ese mundo delictivo.
Por lo que respecta a los artefactos explosivos, su fabricación resulta relativamente sencillo y los productos con que se fabrican, incluidas las ollas exprés y los productos con que se hace el explosivo, suelen ser accesibles a los compradores sin mayores problemas. A este respecto, expertos antiterroristas llaman la atención sobre esa disponibilidad que debería llamar a la reflexión a los responsables de la seguridad.
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