ONU

Una reputación en entredicho

No es la primera vez que los trabajadores y los «cascos azules» protagonizan escándalos y violaciones de mujeres y niños

La Razón
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No es la primera vez que los trabajadores y los «cascos azules» protagonizan escándalos y violaciones de mujeres y niños.

Desgraciadamente, no es la primera vez que la ONU da titulares de este tipo. Corrupción, conflictos de intereses, abusos sexuales y hasta una epidemia de cólera son algunos de los escándalos protagonizados por el organismo internacional.

Violaciones en RCA

En 2014, decenas de «cascos azules» fueron acusados de violar a cientos de mujeres, niñas y niños de República Centroafricana. A pesar del escándalo y que en teoría ya entonces se tomaron medidas al respecto, de 2016 a 2017 hubo más de 140 acusaciones de explotación y abuso sexual por parte de trabajadores de la ONU y sus fuerzas de paz, con unas 300 personas afectadas, de acuerdo a las cifras del propio organismo internacional. Lo cierto es que el número es más elevado, pues varias ONG alertan de que muchas de las víctimas no se atreven a denunciarlos ya sea por estigma social o por la impunidad de la que disfrutan los acosadores.

Paula Donovan, ex trabajadora de la ONU y codirectora de AIDS Free World, explicó al diario «USA Today» que «si violas a un niño puede que te investiguen, pero es una investigación que terminará en una degradación (de rango o puesto) o en que te echen, nunca la cárcel». La activista tiene claro que la ONU «no quiere que su gente pase tiempo en una prisión de República Centroafricana». Además, incide en que «ellos son la Policía, los jueces y el jurado».

En enero de 2016, la ONG Human Rights Watch (HRW) documentó ocho casos de explotación y abuso sexual cometidos por soldados de la ONU en República Centroafricana, incluida la violación en grupo. Sin embargo, «la ausencia de una respuesta coordinada por parte de la ONU se tradujo en un grave incumplimiento de las normas internacionales para entrevistar y proteger a las víctimas y remitirlas a los servicios necesarios». Ya entonces, Sarah Taylor, defensora de los derechos de la mujer en HRW, apuntó que «la reputación de la ONU para proteger a civiles está en juego».

Nick Birnback, jefe de Relaciones Públicas de la unidad de Operaciones de Mantenimiento de Paz de la ONU, reconoció que de acuerdo a los datos de la organización seis soldados fueron encarcelados por abuso sexual y uno expulsado entre 2015 y 2017. Una cifra mínima si se compara con las decenas de víctimas de abuso. Asimismo, Birnback indica que ahora estas acusaciones se manejan con más mano dura que antes: «El 92% de los países en los que participamos está investigando estos casos, un 42% más que hace cinco años. La media de tiempo a que un país asigne una investigación ha descendido de 79 días en 2012 a ocho en la actualidad».

El cólera en Haití

En 2010 –según reconoció la propia ONU en 2016 con evidencias científicas–, la epidemia de cólera que mató a 9.145 personas en Haití entró en el país caribeño a través de los «cascos azules» nepalíes. Haití, que sufrió un atroz terremoto ese mismo año, tuvo que sufrir que 780.000 enfermasen por cólera.

Petróleo por alimentos

En 2005, salió a la luz un polémico caso de conflicto de intereses dentro de las investigaciones del llamado fraude del siglo, conocido como Programa de Petróleo por Alimentos (PPA). El protagonista no era otro que Kojo Annan, el hijo del entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan. Annan hijo era consultor en la empresa suiza Cotecna Inspection Services, compañía que quería lograr un contrato con la ONU para vigilar las entregas de mercancías a cambio de petróleo en Irak. Si bien es cierto que cuando Cotecna consiguió el contrato (1998), Kojo Annan ya no estaba en la firma, también lo es que Annan recibió cuantiosas cantidades de Cotecna hasta 2004. Además, a través del PPA, 8.000 millones de euros terminaron en manos de Sadam Husein, que los gastó, además de en extravagancias, en la compra de material bélico avanzado.