
México
Los viajes de lujo de altos cargos mexicanos generan una crisis interna en el partido de Sheinbaum
Dirigentes del partido oficialista Morena disfrutan de ostentosas estancias en hoteles de Europa y Japón

El verano político en México está abonado a los sobresaltos. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que esta semana lograba esquivar los aranceles de Donald Trump por 90 días no va a respirar tranquila por mucho tiempo. No sale de una y ya está en otra. En esta ocasión, el nuevo disgusto no viene de su vecino del norte, sino de los suyos propios.
En lo que va de verano, varios altos cargos de su Gobierno, legisladores de su partido Morena, y también dos hijos del ex presidente Andrés Manuel López Obrador han sido “cazados” disfrutando de lujosas vacaciones en Europa y Japón lo que pone en entredicho el principio de austeridad del que ha hecho bandera el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido progresista que fundó López Obrador en 2011. Uno de los pilares de Morena es que “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”.
El primero en salir a la palestra de la opulencia fue Ricardo Monreal, coordinador de los diputados de Morena en el Congreso. En redes sociales empezaron a circular fotografías Monreal junto a su esposa en un exclusivo hotel de Madrid. El diputado morenista argumentó que se trataba de un viaje familiar con motivo de su 40 aniversario de matrimonio. “Prefiero quedar mal con la oposición que con mi esposa”, se defendió Monreal al argumentar que financió el viaje de su patrimonio personal. “Tenemos derecho a viajar”, dijo en un vídeo en redes sociales.
Unos días más tarde, el secretario de Educación Pública (cargo equivalente al de ministro), Mario Delgado, también fue fotografiado en un restaurante ostentoso de Lisboa. “Salí unos días con mis propios recursos y sin descuidar mis responsabilidades”, se justificó el ministro al regresar a México.
Sergio Mayer, un conocido actor y también diputado de Morena, se quejó en su cuenta en la red social “X” de que una conocida compañía de tarjetas de crédito le cancelara la suya mientras estaba de viaje por Europa. “Me han dejado completamente indefenso , irresponsablemente sin el servicio, pensando que podría hacer pagos acá”, se explayó contra la financiera conocida por sus beneficios exclusivos dejando claro su posición de privilegio.
El ex presidente López Obrador, que durante su mandato vendió el fastuoso avión presidencial de México a Tayikistán e invirtió lo ganado en construir dos hospitales pequeños, hizo de la austeridad su consigna tanto para la gestión del presupuesto federal como en lo personal (o al menos, ese era el mensaje de sus discursos). En una de sus “mañaneras”, sus citas diarias con la prensa, presumió de solo llevar 200 pesos mexicanos en su cartera, unos 10 euros al cambio. López Obrador acuñó la frase “austeridad republicana” para describir los principios rectores de sus decisiones. Más adelante, llegó elevar el nivel de sobriedad financiera y abrazó “la pobreza franciscana”.
La retórica del ex presidente, sin embargo, no parecen haberla heredado sus hijos. Su hijo Andrés “Andy” López Beltrán, que es actualmente secretario de Organización del partido, el n° 2 de Morena, también ha quedado envuelto en esta crisis de congruencia. “Andy” López fue fotografiado junto con otro diputado de Morena en varios establecimientos de lujo en Tokio. También su hijo menor, Jesús Ernesto López Müller, que no se dedica a la política, fue visto en un exclusivo bar de Santander. Y también salpicado por la polémica.
La líder nacional de Morena, Luisa María Alcalde, defendió a los suyos. “La derecha ha venido tratando de imponer una narrativa de que casi fuéramos iguales, pero no somos iguales, los viajes han salido de recursos de ellos, no de recursos públicos”, dijo.
Xóchitl Gálvez, la ex candidata presidencial por la coalición del PRI, PAN y PRD, y de alguna manera, una figura nostálgica de oposición, denunció el “cinismo” de los integrantes del partido de la Cuarta Transformación. “¿Dónde quedó su lema de la pobreza franciscana? Les encantan los privilegios. Pura doble moral”, reaccionó en redes sociales.
“Si la Presidenta no exige cuentas, si no impone sanciones, si no pone límites, entonces el sexenio que encabeza será recordado no por sus avances, sino por su complicidad. Y será la constatación de que el “morenismo” no llegó al poder para transformar, sino para enriquecerse”, escribía en su columna semanal en “Reforma” la politóloga Denise Dresser.
Sheinbaum, que lidera el Gobierno pero que no tiene cargo directivo en el partido, será la autoridad moral que tenga que definir el rumbo de la nueva era de Morena. Hasta el momento , solo les ha recordado que “el poder se ejerce con humildad”.
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