Entrevista

Lucas Vidal: “La música es el único arte que llega al corazón sin pasar por la cabeza”

El compositor presenta su proyecto más íntimo: una serie de encuentros musicales con artistas de distintos estilos para un público reducido.

Lucas Vidal
Lucas VidalLa Razón

Hablar de Lucas Vidal es hacerlo de talento. Del que crece al trabajarlo y del innato, porque, aunque él huya de la etiqueta de prodigio, desde luego encaja en la definición. Fue becado al Berklee College of Music de Boston siendo solo un adolescente. Algo que no extraña al saber que comenzó a tocar el piano a los tres años y que a los siete sumó la flauta travesera. De Berklee saltó a Nueva York y después a Hollywood. Allí ha creado la banda sonora de éxitos como ‘Fast & Furious’ y hasta se ha llevado un Emmy. Hace un par de años decidió volver a Madrid y es aquí donde nos encontramos con él. Lo hacemos en el salón rojo del hotel Santo Mauro. Ese espacio acogerá los viernes musicales del establecimiento, un ciclo de encuentros íntimos y especiales, ya que el aforo es inferior a 30 personas, por lo que, aunque la entrada es libre, se accede únicamente por reserva. Los conciertos se sucederán hasta diciembre con artistas como Concha Buika o Zenet y con estilos que van desde el flamenco hasta el Jazz y tienen a Vidal como mente creativa. Él apostilla que en este tiempo de montaje no ha parado de aprender “con Pedro Ojesto y su escuela de nuevas músicas”. Queda dicho.

Un ciclo de conciertos de distintos estilos, con artistas de renombre y para grupos reducidos. ¿Cómo surgió esta idea? Bueno, vi la sala y me pareció muy especial. Pensé que podía ser interesante hacer algo aquí, algo muy íntimo, personal, cercano al artista… algo que al final sea una experiencia única. Este espacio es una inspiración para cualquier artista, por el ambiente, la vibra... Hay algo muy especial. Y el concepto creo que es muy interesante y sobre todo que es muy exclusivo.

Y has decidido hacer esto en Madrid. ¿Uno se siente profeta en su tierra haciendo cosas como esta?

- Es muy bonito. Volví hace dos años y medio de Los Ángeles y ver al nivel técnico y artístico en el que estamos en España es algo que me emociona.

Hay gente maravillosa y creo que la marca España se está exportando a todo el mundo. Es muy bonito formar parte de ello y poner un pequeño granito de arena en esto es fascinante.

Bueno, no sé si tan pequeño, porque a los 38 años ya has conseguido logros impensables para muchos. ¿Tú te consideras un niño prodigio?

-No. Yo me considero una persona normal que ha tenido una infancia normal. Luego con el psicoanalista ya voy descubriendo las particularidades (risas). Ahora en serio. No sé. Al final mi pasión es la música e intento hacerlo lo mejor que puedo. Sobre todo, procuro no perder la ilusión por aprender y salir de mi zona de confort, que es en mi caso, lo que más me gusta.

¿Cuál es tu zona de confort ahora mismo?

-Voy cambiando. Cuando me quedo mucho en algo, cambio. Me encanta el cine, la televisión, los musicales, el ballet y la música electrónica.

Vienes de hecho de dos conciertos con tu primer disco, ‘Karma’, que es, precisamente de música electrónica. ¿Vas a seguir por esa vía?.

-Sí. Estoy preparando ahora el segundo disco. Me gusta hacer de todo, porque me gusta crear. Es lo que más me motiva.

La memoria está asociada a olores, imágenes y sonidos. ¿A qué suena Madrid para ti?

Me he criado yendo al Auditorio Nacional de Música. Tuve la suerte de ir a los conciertos de la Orquesta Nacional desde que tenía cinco o seis años. Y claro, pues toda mi infancia ha estado con la música clásica. Pero igualmente también con la electrónica, porque a partir de los 14 o 15 iba a conciertos de electrónica. Hay mucha música, muchas disciplinas artísticas diferentes en Madrid y mucho creativo top.

Con 14 o 15 ya estabas en Berklee, así que ya es Boston la que suena a electrónica...

-Tuve la suerte de poder ir becado a Boston y Berklee fue un antes y un después en mi educación, al igual que lo ha sido Juilliard también...

Entonces Nueva York suena también más moderna...

-Bueno, no, Nueva York suena a caos (risas).

Los Ángeles no debe ser mucho más tranquilo. Pero allí el cine llegó a tu vida. ¿Has dejado de ver las películas como mero espectador?

-Cuando veo películas me fijo en la música, pero siempre con ansias de aprender. En mi caso, cuando creo, siempre sigo el guion. Lo que me interesa es como a través de la música, se pueden contar cosas que no se cuenten con la imagen. Desde mi punto de vista, la música es el único arte que llega al corazón sin pasar por la cabeza.

¿Hay alguna banda sonora que te parezca tan genial que te hubiese gustado componerla a ti?

-No. Si me ha gustado es porque el compositor lo ha hecho muy bien. Si lo hubiera hecho yo, no lo habría hecho tan bien (risas).

Bueno, eso está por ver, que ya te has llevado dos Goyas. ¿Dónde tienes los Goyas colocados?

-Encima del piano. Un Yamaha maravilloso. Me crié tocándolo.

Claro, porque creciste rodeado de música. Tu abuelo ya fue un precursor.

-El fundó Hispavox. Y sí, tuve la suerte de estar en contacto con la música clásica. Recuerdo poco de mi abuelo porque falleció cuando era yo pequeño, pero lo veía con fascinación porque se dedicaba a la música. Fíjate que años después estoy metido en la música y entre otros proyectos, pues de director musical del Santo Mauro que me parece una institución.

Y sigues componiendo.

- Sí. Ahora estoy con Edén, con Miguel Bosé y una sobre Ozuna el reguetonero.

¿Qué opina un genio de la música clásica sobre el reguetón?

-Pues, fíjate, yo soy de los que cree que la música a esa evolución, nos guste o no, y que al final esa evolución es necesaria para un crecimiento artístico de la sociedad. Por tanto, si a la gente le gusta el reguetón y le mueve y le toca, pues oye, bienvenido sea. A mí personalmente me encanta el trap y todo lo nuevo. Y las letras… eso siempre y cuando no haya un sexismo preocupante. Que estoy totalmente en contra y creo que eso es un problema, pero ya no solo en el reguetón, sino en general.

Las letras nos llevan a otro tema candente… la cultura de la cancelación.

-Yo creo que tiene que haber una responsabilidad moral únicamente. La gente es libre de expresarse de la manera que quiera. Cuando se pone censura a la cultura, al final lo que haces es degradar un poco el desarrollo de una sociedad. No hay que censurar, pero como artista tenemos una responsabilidad. Entender dónde hay unos límites éticos que puedan dañar. Desde mi punto de vista, no veo la belleza en hacer daño a alguien.

¿Eres muy crítico con tu trabajo?

-Sí. Yo lo que hago lo compongo y no lo vuelvo a ver si no me gusta.

Dirigir un concierto, es un poco volver a escuchar.

-Es que el directo es divertido. Pero vamos, con mis bandas sonoras y más cuando veo un partido de fútbol y suena el himno de la Liga, me pongo muy nervioso. No me gusta recrearme en lo que hago, queda rarísimo.

¿Cómo es Lucas Vidal en la intimidad?

- Pues un tipo muy cercano. Que quiere entender que la vida pasa muy rápido y que nos vamos a morir todos. A mí lo que me interesa no es dejar un legado artístico. Eso me da igual. A mí lo que me interesa es intentar ser buena gente y hacer lo que me gusta. Me tomo la vida un poco a la ligera en ese aspecto.

Pasar un cáncer con 20 años por fuerza tiene que cambiarte la forma de ver las cosas.

- Totalmente. Eso también te da una perspectiva de que hay que darse a la gente y no ir de nada. Intentar contener y relativizar el ego que nos puede y nos come a todos, a mí el primero.

No tienes pinta de egocéntrico en absoluto.

-Todo artista tiene el arte, y eso conlleva el ego de tener que expresar lo que tienes dentro. Un ego que creo que a veces es necesario pero que hay que controlar.

Tú creas para vivir, pero quizá tu obra pase a la posteridad. 

-No lo sé. Es que sinceramente me da igual, porque como no estaré aquí (se ríe)… lo que quiero es vivir el presente, vivir cada segundo de una manera intensa y con una buena energía e intentar ser feliz.

¿Qué es de lo que más orgulloso te sientes?

-De poder ayudar a gente joven a realizar sus sueños.