Casas reales

Boris de Bulgaria asume su destino

A los 17 años, el primogénito del recientemente fallecido Kardam de Bulgaria se convierte en el segundo en la línea sucesoria. Amante de la música, el deporte y la escultura, destaca por su sentido del deber

La Razón
La RazónLa Razón

A los 17 años, el primogénito del recientemente fallecido Kardam de Bulgaria se convierte en el segundo en la línea sucesoria. Amante de la música, el deporte y la escultura, destaca por su sentido del deber

En el día más doloroso que ha vivido a su temprana edad –la muerte de su padre Kardam de Bulgaria–, su primogénito, Boris Sajonia-Coburgo, de 17 años, demostró una entereza y un ejercicio de responsabilidad que no sorprendió a los más allegados. Cuando la Reina Sofía abandonaba el tanatorio donde reposaban los restos de su progenitor, Boris fue el encargado de acompañarla a la salida y mostrarle sus respetos. Ese pequeño detalle dice mucho sobre lo consciente que es Boris de que, desde el 7 de abril, es el heredero de los derechos dinásticos.

Nacido el 12 de octubre de 1997, eligieron su nombre en honor a Boris III de Bulgaria, que fue su bisabuelo. Hasta ahora era príncipe de Turnovski y los que le conocen le definen como un joven muy educado, preparado y con un alto sentido del deber. Inició sus estudios en el Liceo Molière de Madrid y desde niño domina, además del español, el inglés, el francés, y habla algo de búlgaro. Le gustan los deportes y es un gran aficionado del Real Madrid. Ha heredado la sensibilidad para el arte de su madre y el interés por la música de su padre, ya que toca la guitarra. Además, como confirmó su madre hace unos años, es un apasionado de la escultura y de la informática. Boris, como su hermano, Beltrán –dos años menor que él–, son ortodoxos como es costumbre en su familia, guapos, responsables, educadísimos y muy sensatos, seguramente por haber recibido el tremendo golpe, cuando tenían 10 y 8 años respectivamente, de tener a un padre en casa pero en coma profundo. Boris, al poco de ocurrir el accidente de tráfico de sus progenitores, fue enviado interno a estudiar con su hermano. Ellos lo recordaban jugando al fútbol, practicando jardinería o haciendo maquetas de aviones y barcos. Tras el accidente han vivido en un entorno muy protegido. Así lo quería su madre, Miriam Ungría, y su familia parterna. Siempre se ha sentido muy cercano a sus primos Sajonia-Coburgo. En la actualidad está terminando sus estudios de bachillerato en Austria.

Siempre ha sido conocedor de sus derechos dinásticos, aunque curiosamente la familia Sajonia Gotha que da nombre al Almanaque Saxe Gotha, directorio de la Alta Nobleza del mundo, no tienen reino desde que en 1946 abolieron la monarquía en Bulgaria. Por cierto, el presidente de la sociedad de amigos de ese Almanaque es el Rey Felipe VI. Las coincidencias no son baladíes. A ambas familias les ha unido una grandísima amistad. Se pudo comprobar el mismo miércoles cuando la Reina Sofía y la Infanta Elena acudieron a velar el cuerpo de Kardam en el tanatorio de Madrid. En todos los acontecimientos de los Borbón los Bulgaria han estado presentes y viceversa.

Gran carga histórica

Aunque a Kardam le solían apellidar Bulgaria, figuraba como Sajonia- Coburgo- Gotha (Saxe Coburg Gotha) y Gómez Acebo. Quizá haya sido el menos mediático de los hijos de Simeón de Bulgaria, que fue rey a los seis años y a los nueve partía para el exilio. Sin embargo, era el primogénito y, por tanto, el heredero de unos derechos a los que al parecer nunca renunció su padre. La gran carga histórica que pesaba en su antiguo linaje no fue un obstáculo en su vida. Era heredero de una historia pero no el responsable de ella. Simeón y Margarita fueron estrictos en su educación: pocas contemplaciones y mucho esfuerzo. Al joven Kardam su padre le hablaba en alemán, francés y algo de búlgaro y su madre siempre en español. Le apasionaba el campo e hizo un máster de Agrónomos, aunque acabó estudiando Economía para luego trabajar en las empresas Amena, Airtel y Telefónica. Siempre le quedó su gusto por la jardinería, a la que se dedicaba cuando podía.

Dicen que nunca fue de «príncipe» por la vida, aun siéndolo de Tírnovo. Era consciente de quién era dentro del Gotha europeo de la nobleza pero sabía que sólo con superación y esfuerzo encontraría un hueco en una sociedad que le trataba como uno más, sin la consideración de príncipe. Algo que ellos nunca olvidaron. En alguna ocasión se les escapó una frase irónica sobre su destino: «Somos reyes a los que nos han quitado la parcela». Pocos reyes y ex reyes europeos se escapan a que corra por sus venas la sangre de los Sajonia Coburgo Gotha.

Kardam vivía apegado a la tierra y por tanto a la realidad. Sin disfrutar de un gran carisma en público y sin practicar el discurso grandilocuente, se crecía en las distancias cortas. Ahí se ganaba al auditorio. No llamaba la atención en un salón lleno de gente pero en una conversación privada sorprendía el análisis tan sereno que hacía de los temas, quizá por su pasión por la lectura. Era un alma madura, tenía la mentalidad de un corredor de fondo, y sentido del humor, dicen que parecido a su abuelo el Zar Boris III, y por influencia de su abuela paterna, a la que estuvo muy unido. Le describen como divertido, simpático y enamoradísimo de su mujer, una gemóloga un año más joven que él con la que se casó por el rito ortodoxo en Madrid en 1996 y con la que tendría dos hijos, Boris (Madrid, 1997) y Beltrán (Madrid, 1999).

Inerte pero presente

Dicen los allegados que Miriam ha hecho una gran demostración de amor en estos casi siete años en los que Kardam siempre estaba presente, ya que se le hacía partícipe de los acontecimientos que ocurrían en el hogar aunque él aparentemente estuviera inerte. Tras el fatídico accidente, Miriam estuvo arropada por una multitud de amigos que querían acompañarla. Con el tiempo, las visitas se espaciaron, excepto las de sus padres, Carmen y Bernardo Ungría, su hermano Alfredo, el matrimonio Aldama y David Hachuel. Era estremecedor escuchar a Miriam decir: «Yo sé que mi marido está ahí. Cuando le abrazo y él derrama una lágrima, yo sé que me quiere». Pensaba que a pesar de que Kardam era un alma prisionera en un cuerpo inerte se enteraba de todo. Por eso, en su casa tenía que ser feliz porque ha sido uno más, aunque muchos pensaran que no se enteraba de nada en su coma profundo.

Ha sido una época en la que Miriam ha vivido de muros para adentro para sacar adelante a su familia. Su vida social se redujo drásticamente. Sólo salía para acompañar a su cuñado Kiril en algún evento social europeo, pero poco más.

Estudios en el Licée Molière

Boris ha estudiado en el Licée Français Molière, situado en Villanueva de la Cañada. Éste tiene un proyecto pedagógico laico y humanista que sigue las orientaciones del Ministerio de Educación francés. Fiel a la Misión Laica Francesa «dos culturas, tres idiomas», el Lycée Molière facilita a sus alumnos un recorrido lingüístico basado en el francés, pero en el que también se estudia el español y el inglés. Abierto desde 1993, ofrece la escolarización desde el primer ciclo de Infantil hasta el Bachillerato. Su objetivo último es preparar a sus alumnos para que puedan acceder a una formación superior universitaria en cualquier país del mundo gracias a su formación multicultural.