Casa Real
Don Juan Carlos, del tíbet a las regatas
Dicen sus allegados que Don Juan Carlos se encuentra en su mejor momento físico y mental y los hechos les avalan.
Dicen sus allegados que Don Juan Carlos se encuentra en su mejor momento físico y mental y los hechos les avalan.
«El Rey, si no fuera un Rey, viviría como un Rey», que dijo José Cusí en una entrevista antes de la abdicación de Don Juan Carlos. Esta misma semana, la cadena France 3 colocó al Rey Emérito de nuevo en la palestra al emitir una conversación grabada en la que Don Juan Carlos echa la vista atrás para evaluar sus casi cuarenta años de reinado. La cinta se grabó cinco días antes de su renuncia, de la que la cadena no tenía noción, y se percibe a un Jefe de Estado con la vista cansada, con el lastre de las sucesivas operaciones, que se emociona cuando recuerda a las 800 víctimas del terrorismo, a escasos días de hacer un gesto para el que nunca fue educado.
A día de hoy, la imagen del padre de Felipe VI es muy diferente. Se asemeja al pronóstico que hizo su íntimo amigo Cusí. Porque, según ha podido saber este periódico, a sus 78 años –y con 13 intervenciones quirúrgicas encima– competirá dentro de un mes en las regatas que organiza el Real Club Náutico de Sangenjo y que empezarán en Galicia. Pedro Campos, presidente del club y que irá a bordo del «Bribón XVI» junto con Don Juan Carlos, asegura en conversación con LA RAZÓN: «El Señor vendrá a las que pueda. Está de un ánimo excelente y físicamente incluso mucho mejor que la última vez que vino a probar el barco, en octubre».
Según cuenta, Don Juan Carlos está, desde entonces, en periódico contacto con ellos para conocer los avances: la flota constará de seis a ocho barcos de clase 6 mR, antigua embarcación de 11,35 metros de eslora y 1,90 de manga, cuya estructura interior permite a Don Juan Carlos ir sentado y no tener que realizar movimientos de pie. ¿En algún momento se ha echado para atrás por miedo al peligro de que le pueda pasar algo? «¿Miedo? ¡Miedo tenemos nosotros, que le tenemos que parar! Está completamente ilusionado», enfatiza Cusí. LA RAZÓN adelantó en exclusiva el nombre de la embarcación, adquirida por 65.000 euros por Cusí y Campos en Finlandia: «Bribón», en honor a todos los años de competición de Don Juan Carlos y el armador catalán.
Los últimos tiempos de reinado del Rey Emérito le desgastaron físicamente.
Los continuos viajes al extranjero para promocionar nuestras empresas fuera –y, paralelamente, levantar la deteriorada imagen de la Corona– no eran compatibles con los procesos de recuperación tras cada operación, principalmente de cadera. Después de la abdicación, pasar a un segundo plano ha sido su mejor rehabilitación. Porque, a día de hoy, desde aquel 14 de junio de 2014 ha realizado 34 actos y cinco viajes oficiales, la mayor parte de ellos para asistir a las tomas de posesiones de los nuevos presidentes iberoamericanos.
Cuando se produjo el «relevo» en la Corona a manos de su hijo, Zarzuela dejó claro que el padre de Felipe VI seguiría estando «al pie del cañón» para aquello en lo que le necesitase tanto la Corona como el Gobierno de turno. Para dejar constancia de su «retiro», pasó sus dependencias de La Zarzuela al Palacio Real con el fin de que Felipe VI ocupara su despacho. Allí se desplaza para atender los asuntos que le ocupen, como estudiar el dossier informativo que su hijo le pasa cuando un tema importante le preocupa y quiere contar con su asesoramiento. No es raro verle después comprando en alguna tienda del centro de Madrid o comiendo en alguno de sus restaurantes predilectos, como El paragüas. «Le apetece estar con sus amigos más íntimos, seguir con la ruta gastronómica que empezó después de abdicar...», cuentan sus allegados. «Está tan bien que un día nos dijo en broma que se estaba planteando volver a esquiar. Aunque, en su caso, todo es posible».
Y no solamente dentro de nuestras fronteras sino también en el extranjero. Según informan, en los últimos meses Don Juan Carlos ha viajado, de forma privada a Indonesia, como ya informó este periódico, pero además a China y... al Tíbet. Sí, a la región más alta de la Tierra, a 4.900 metros del nivel del mar. Una «jubilación» que en poco tiempo será la referencia de los que en su día quisieron parecerse al actor Paul Newman, que llegó a competir en automovilismo a los 70 años.
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