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El futuro incierto de José Fernando
Se debate entre lo que parece su ya definitiva desintoxicación y el miedo a regresar a prisión
Se debate entre lo que parece su ya definitiva desintoxicación y el miedo a regresar a prisión.
El tratamiento de desintoxicación de José Fernando Ortega Cano en el Hospital Psiquiátrico San Juan de Dios de Ciempozuelos, donde permanece ingresado desde el 31 de mayo pasado, está resultando tan positivo que su familia confía en que reciba el alta antes de lo previsto. El hijo adoptivo del torero ha expresado a su entorno más cercano que «estoy deseando que se levante la orden de alejamiento que me impusieron hace unos meses para poder estar con Michu y mi hija». Pero lo que pintaba de color de rosa podría tornarse en negro, ya que el hispano-colombiano quizá regrese a prisión teniendo en cuenta que la jueza de lo Penal del Juzgado número 5 de Sevilla estudia revocar la sentencia de junio de 2015 que le condenaba a un año y nueve meses de cárcel. La magistrada dictaminó que podría eludir esa condena si a partir de esa fecha no volvía a delinquir en el plazo de dos años. Algo que José Fernando ha incumplido porque el juzgado de Jerez de la Frontera dictó dos condenas de seis meses cada una contra el hijo de Ortega este año por quebrantar un par de veces la orden de alejamiento de su pareja.
De ser así, se rompería el sueño del joven de ver a una hija a la que prácticamente no conoce. Su intención es iniciar una nueva vida en Arcos de la Frontera, junto a su pareja y la niña, que ya tiene cuatro meses. Su familia no ve con buenos ojos la relación, pero el nacimiento de la pequeña María del Rocío ha cambiado los planes y el mismo Ortega Cano las ayuda económicamente siempre que puede.
El diestro afirma que «mi hijo está muy bien, va mejorando poco a poco. Tiene mejor aspecto físico, ha adelgazado y se le ve bastante mejor. Pero los médicos aseguran que hay que tener paciencia y continuar con la terapia». Sobre la posibilidad de un ingreso en prisión, prefiere mantener silencio. Sin embargo, a Ortega Cano le gustaría que su hijo, Michu y la pequeña María del Rocío olvidaran Arcos y se trasladaran a vivir a Madrid. Aquí les tendría más cerca y además José Fernando podría incorporarse a los negocios familiares. En este sentido, una persona próxima a Ortega desvela que «en el fondo, teme una recaída de su hijo si no le tiene junto a él. Y está dispuesto a ayudarle en todo lo que sea necesario para que rehaga su vida, aunque sea al lado de Michu». Estos días, el torero está muy molesto por el reportaje que ésta ha concedido a una revista del corazón, sobre todo, por exponer a la niña ante los medios.
Un problema añadido es la animadversión que Gloria Camila siente hacia Michu, a la que siempre ha considerado una mala influencia. Hace ahora un año, José Fernando expresaba su malestar por las críticas hacia su pareja: «Me molesta que digan que se está aprovechando de mí porque no es verdad». Y aseguraba, aunque nadie le creyó, que Gloria Camila y Michu habían ya arreglado sus diferencias. Ante un futuro incierto, los representantes legales de los Ortega Cano están dispuestos a luchar para que José Fernando no regrese de nuevo en prisión, pues consideran que sería un paso atrás en su proceso de rehabilitación.
bodas en la familia
Amigos de la familia aseguran que entre los planes del hijo de Ortega Cano figura también el de contraer matrimonio civil con Michu. Sería una ceremonia íntima a la que tan solo acudirían la pareja y sus familiares más allegados, seguida de una comida en la intimidad, seguramente, en la casa que el torero tiene en Fuente del Fresno o en su finca de las afueras de Madrid. Otra boda que podría celebrarse en 2018 sería la de Ortega Cano y Ana María Aldón, la mujer que ha devuelto la estabilidad a la vida del diestro y con la que tiene un hijo en común que, con cuatro años, no solo es la alegría de la casa sino que ya coge el capote taurino con gran soltura. Tampoco podría descartarse un tercer enlace en la familia: el de Gloria Camila y Kiko.
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