Casa Real

Felipe Froilán: «Se dicen cosas de mí que no son ciertas»

Acudió por sorpresa al club náutico de Palma junto a su novia y una pareja de amigos. En una charla informal con LA RAZÓN comentó su afición a la vela y los toros

Froilán Marichalar, ayer, en el club náutico
Froilán Marichalar, ayer, en el club náuticolarazon

Acudió por sorpresa al club náutico de Palma junto a su novia y una pareja de amigos. En una charla informal con LA RAZÓN comentó su afición a la vela y los toros.

Ayer, Felipe J. Froilán Marichalar sorprendió a todo el mundo y, alrededor de las doce y media de la tarde, apareció por la terraza del club náutico, apenas una hora después de que su tío el Rey Felipe hubiera zarpado. Venía acompañado por su novia, María del Mar, y una pareja de amigos. Aprovecharon la ocasión para pedirse unos refrescos de cola y acquarius, que pagó Marichalar. Estuvieron esperando ahí durante un buen rato, casi tres horas, aguardando una lancha que nunca llegó. En realidad, Felipe había ido a saludar a su otro tío, Álvaro Marichalar, que acababa de llegar a Palma a bordo del «Yersin», de bandera monegasca. Un barco de investigación que durante los próximos tres años se dedicará a estudiar los fondos marinos en una travesía que les permitirá viajar alrededor del mundo. Felipe se acercó a saludar a su tío y, en ese momento, fuimos presentados con un apretón de manos. No saludó con mucha energía pero sí con voluntad firme y pude observar en ese breve encuentro la colección de pulseritas que luce en la muñeca, entre las que todavía está la del festival Starlite de Málaga, donde ha ido en diversas ocasiones, una de ellas, en concreto, para escuchar a Fonsi Nieto como DJ. «LA RAZÓN es el único periódico que se puede leer ahora», le aclaró su tío Álvaro. Él asintió, hizo un apunte que no repetiré, sobre otros medios y mantuvimos una conversación, que no una entrevista, porque le pregunté que cuándo concedería una a algún diario o revista y, en este punto, sí que fue rotundo: «Nunca, porque se dicen cosas de mí que no son ciertas y podéis poner lo que queráis. Yo no puedo decir lo que tienen que escribir pero se equivocan muchas veces». Así que opté por preguntarle sobre la isla en la que nos encontramos. «De Mallorca me gusta todo, hasta desayunar pan con sobrasada y ensaimada». Sabemos de su carácter inquieto, pero en la distancia corta me pareció más bien tímido, aunque posiblemente no fuera otra cosa que precaución. «¿Tímido yo? Es la primera vez que me lo dicen. Nunca me han dicho que lo sea».

En el coso

Aproveché este encuentro para felicitarle por haber acudido el día anterior, junto a su madre la infanta Elena y su hermana Victoria Federica, al coso de Palma para apoyar las corridas de toros a la española, sabiendo que en el acceso a la plaza se encontrarían con una manifestación antitaurina y, aparte de agradecerlo, aclaró lo que todos conocemos desde hace tiempo: «Nos gustan los toros y creo que hay que apoyarlos». Como estábamos en el náutico, delante de una flota de barcos y, teniendo presente que en su familia a casi todos le han salido los dientes en el mar, era inevitable mencionar el tema: «¿Nunca ha pensado en participar en las regatas, a bordo de uno de estos barcos de competición?» La contestación resultó clara: «Me lo han ofrecido con anterioridad, junto a algunos barcos, pero yo no quiero. Podría porque sé navegar y me gusta, pero no me apetece». Sobre los barcos voladores, donde compite Pierre Casiraghi, él reconoce que no le gustan porque eso no lo considera vela de verdad, «eso es otra cosa, es tecnología. A mí me gustan los barcos de siempre como en el que navega mi tío (se refiere al «Aifos» de la Armada)».

Su visita era inusual, así que no dudé en hacérselo constar: «Sí que he venido alguna vez pero más tarde, sobre las ocho de la tarde, pero nunca embarco desde el náutico. Me gusta mucho seguir las regatas. Ahora mi abuela está en la «Somni» en el campo de regatas viendo a mi tío (el rey Felipe), pero yo prefiero ir en una gomone (una lancha neumática rápida) porque se acercan más a los barcos y los ves mejor. Ahora estoy esperando que vengan a recogernos». Lamentablemente, esperó y esperó, hizo varias llamadas con su iPhone con doble batería y por su expresión un pelín desesperada, se veía que no tenía demasiado éxito en sus peticiones. Había rechazado el ofrecimiento de su tío Álvaro de salir a navegar y ahora se quedaba en tierra. A eso de las tres de la tarde, sin haber ni siquiera comido, salieron los cuatro amigos por la puerta del Real Club Náutico un poco disgustados.

La jornada terminaba anoche con el recibimiento de los reyes Felipe, Sofía y Letizia a las autoridades y a una representación de la sociedad civil balear en el palacio de la Almudaina. En la invitación se exigía chaqueta y corbata a los caballeros y cóctel a las mujeres, un apunte que cada uno interpretó a su manera. Después de saludar en el patio del palacio a los casi 500 invitados, subieron a degustar con ellos un cóctel cena preparado por la estrella Michelin Macarena de Castro. Esta es la segunda vez que lo cocina. Por cierto, que el año pasado en esta misma recepción, la Reina le comentó a un chef local que no comía carne, únicamente pescado, en especial salmón y merluza salvaje, verduras y frutas ecológicas y que también se había quitado ya del azúcar, las grasas y las harinas.