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Picasso y Miró para adoctrinar a las infantas

Los Reyes llevaron a sus hijas a una muestra de los dos artistas durante su visita a Sóller. Por su parte, Casiraghi no se va de vacío de la Copa del Rey; al menos, se llevó una sobrasada

Los Reyes y sus hijas, Leonor y Sofía, a su llegada a la localidad mallorquina de Sóller.
Los Reyes y sus hijas, Leonor y Sofía, a su llegada a la localidad mallorquina de Sóller.larazon

Los Reyes llevaron a sus hijas a una muestra de los dos artistas durante su visita a Sóller. Por su parte, Casiraghi no se va de vacío de la Copa del Rey; al menos, se llevó una sobrasada.

Diez minutos antes de las once de la mañana de ayer, Don Felipe, acompañado de su mujer y de sus hijas, llegaba a la plaza de la Constitución de Sóller en Palma de Mallorca para visitar durante unos cuarenta y cinco minutos la exposición «Pablo Picasso-Joan Miró. Historia de una amistad» y también una muestra de muñecas antiguas. En los 300 metros que recorrieron andando aprovecharon para saludar a las personas que había por la zona. Una vez dentro de las salas, Doña Letizia animó a sus hijas a hacer preguntas, cosa que no hicieron, aunque atendieron con interés.

«No vais a sacar ningún titular, están muy adoctrinadas», es lo que respondía jocosamente la Reina Letizia por boca de sus hijas cuando una periodista de Ibiza le preguntaba a la salida a Leonor y a Sofía de Borbón por la exposición de muñecas que acababan de ver en el Museo de Can Prunera en Soller, que es propiedad de un conocido de la familia, Pedro Serra. Sin embargo, con unas niñas que esperaban en la calle sí que hablaron. Doña Letizia se interesó por sus nombres, sus edades y les ofreció hacerse una foto con ellos. La Reina no se ha manifestado aún sobre lo que le gusta de Mallorca, pero sí hemos reconocido el traje corto de Adolfo Domínguez que se puso hace seis años para ir al Club Náutico con sus hijas a recoger a Don Felipe, cuando iban a verle llegar de las regatas. Este año, en cambio, no han pisado las instalaciones náuticas. Eligió las sandalias con piedras brillantes que usaba en el verano de 2013 y que posiblemente forman parte del fondo de armario veraniego que deja de un año para otro en Marivent. A Don Felipe, por su parte, se le veía contento a pesar de haber perdido la regata en la última jornada. El Rey se libró de ir al agua, que es la tradición cuando ganan. Don Juan Carlos fue al agua en cinco ocasiones. Felipe VI no ganó, pero recibió la visita inesperada a pie del «Aifos» (el barco que patronea) de sus sobrinos Victoria Federica y Felipe Froilán, que habían repetido escapada al Real Club Náutico para ver salir a la gran flota de 134 barcos y 1800 marineros que han tomado parte en la 36 Copa del Rey Mapfre de Vela.

un recuerdo para froilán

El día anterior Felipe Marichalar mantenía una charla con este periódico en la que reconocía que comía sobrasada e, igual que ocurrió con Pierre Casiraghi, le regalaron una de cerdo negro. El primogénito de la Infanta Elena nos reconocía que le han ofrecido la oportunidad de regatear en varios barcos, pero a él no le apetecía. El último día se resarció porque a él, a su hermana Victoria, a su novia, «cuñada» y «suegra», les invitaron a salir en un barco rápido.

Y si hubiera que darles un premio a la simpatía sería para los Casiraghi, Pierre y Beatrice Borromeo. Raro ha sido el día que ella no ha despedido o recibido a su marido a pie de barco. Los Casiraghi han sido un ejemplo de normalidad y de simpatía. Se han ganado a los mallorquines y a toda la Prensa. Un gusto haberles visto disfrutar. Tenían un problema logístico porque ayer comenzaba la regata FastNet en Inglaterra, en la que participa su catamarán volador, y eso les complicaba quedarse a la entrega de trofeos. Pero por no hacerle un feo al Rey Felipe y a sus compañeros tenían un plan «B», si ganaban se quedaban y luego despegarían en el jet privado. No hizo falta, quedaron quintos y al no tener trofeo abandonaron Palma con rumbo a la isla inglesa, con su sobrasada de cerdo negro mallorquín en la maleta y dejando el mejor de los recuerdos. Como sugería un compañero fotógrafo, «Casiraghi y Borromeo podrían llevarse unos días a su casa a más de una para que se le pegase algo» porque tienen empatía y son agradecidos.