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Jubilación

Jubílate tranquilo: ¿Plan de pensiones o PIAS?

Fiscalidad, riesgo y liquidez: las tres claves que distinguen a los planes de pensiones de los PIAS y que todo ahorrador debe conocer para planificar su jubilación sin llevarse sorpresas en el futuro

A partir del 1 de enero de 2025, los trabajadores en España experimentarán cambios en relación con la última reforma de las pensionesA partir del 1 de enero de 2025, los trabajadores en España experimentarán cambios en relación con la última reforma de las pensiones Dreamstime

La gran baza de los planes de pensiones, el producto estrella para el ahorro a largo plazo en España, ha sido siempre su atractivo fiscal. La posibilidad de reducir la base imponible del IRPF con las aportaciones anuales se presenta como un incentivo poderoso para miles de ahorradores que buscan planificar su futuro. Este mecanismo, sin embargo, conlleva una contrapartida fundamental: una rigidez considerable a la hora de acceder al capital acumulado, que tradicionalmente queda bloqueado hasta la jubilación, salvo en contadas excepciones.

Frente a este modelo, los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS) ofrecen una filosofía radicalmente distinta, donde la flexibilidad es la piedra angular. Concebidos como un híbrido entre un seguro de vida y un plan de ahorro, su principal ventaja es que permiten al titular disponer de su dinero antes de la edad de retiro. Esta característica los convierte en una herramienta atractiva para quienes valoran tener una mayor libertad de acceso a sus ahorros ante posibles imprevistos, aunque a cambio de renunciar al beneficio fiscal en las aportaciones.

De hecho, la línea que separa la liquidez de ambos productos se ha vuelto algo más difusa en los últimos años. Una novedad legislativa permite que las aportaciones a planes de pensiones realizadas a partir de 2015 puedan retirarse una vez que hayan cumplido diez años. A pesar de ello, la diferencia de fondo se mantiene, ya que los PIAS permiten recuperar el dinero antes del retiro con mayor agilidad, aunque con matices, tal y como explican desde BBVA: si la inversión tiene menos de una década, los beneficios generados estarán sujetos a tributación.

Riesgo y rentabilidad: dos caminos para el mismo destino

Por otro lado, la estrategia de inversión de cada producto responde a perfiles muy diferentes. El PIAS, por su naturaleza conservadora, está diseñado para preservar el capital a través de activos de bajo riesgo, como la deuda pública, y garantiza una renta vitalicia al llegar el momento de la jubilación. Su objetivo no es tanto la búsqueda de grandes rendimientos, sino la seguridad y la creación de un complemento estable a la pensión pública.

En este sentido, los planes de pensiones despliegan un potencial de crecimiento mucho mayor. Ofrecen a los ahorradores un abanico de inversión mucho más amplio, con carteras que combinan renta fija y variable en distintas proporciones. Esto abre la puerta a obtener una rentabilidad superior a largo plazo, asumiendo, eso sí, un nivel de riesgo más elevado. Además, cuentan con la ventaja operativa de poder traspasar el capital entre diferentes planes y entidades sin ninguna penalización fiscal.

Finalmente, en uno de los aspectos que más preocupan a los ahorradores, ambos instrumentos convergen en una misma solución. Ante el fallecimiento del titular, el patrimonio acumulado, ya sea en un plan de pensiones o en un PIAS, pasa directamente a los beneficiarios que se hayan designado previamente, asegurando así la transmisión del esfuerzo de ahorro a los herederos sin complicaciones.