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«Cómo defender a un asesino»: Bufete «made in Shonda Rhimes»

No es una serie de abogados al uso, recurre con frecuencia a los «flashforwards» y «Flashbacks»

No es una serie de abogados al uso, recurre con frecuencia a los «flashforwards» y «Flashbacks»
No es una serie de abogados al uso, recurre con frecuencia a los «flashforwards» y «Flashbacks»larazon

Hasta que Alice Vaughan llegue a la pequeña pantalla con el estreno de «The Catch» la próxima temporada, la última mujer en incorporarse al particular olimpo televisivo de Shonda Rhimes ha sido Annalise Keating. Esta profesora de Derecho Penal de la Universidad de Philadelphia es una mujer afroamericana decidida y con carácter, que además dirige un bufete de abogados en la ciudad. Y la protagonista de «Cómo defender a un asesino», una de las sorpresas agradables, y placeres culpables, de la última temporada.

Interpretada por Viola Davis, Keating escoge cada curso a cinco de sus alumnos para trabajar en su bufete. En esta ocasión los elegidos son Wes, Connor, Michaela, Asher y Laurel, cinco jóvenes que aprenderán muy pronto que no existen límites cuando se trata de ganar un caso. De procedencias y clases sociales muy diferentes, los aprendices trabajan para agradar a su mentora, aunque el curso no se presenta precisamente tranquilo. Lila Stangard, alumna de la universidad, ha desaparecido y las primeras pistas que encuentra la Policía no presagian nada bueno. Cuando el caso llegue a manos de Annalise, la abogada y profesora verá como su vida profesional y personal da un giro que no podrá controlar.

Creada por Peter Nowalk y producida por la todopoderosa Shonda Rhimes, «Cómo defender a un asesino» no se ha conformado con ser una serie de abogados al uso. Lejos de contar una historia lineal de abogadas con carácter y principiantes ansiosos, la serie recurre con frecuencia, a veces en exceso, a los «flashforwards» y «flashbacks». Y con ellos trata de ofrecer un retrato más complejo de la profesora y sus alumnos, mientras juega al despiste con el espectador a la vez que le deja con ganas de más. Esto hace que la serie sea un producto adictivo e interesante, en el que los trucos propios de las producciones de Rhimes se enlazan con la visión más práctica y embaucadora del Derecho Penal.

A pesar de que la creadora de «Anatomía de Grey» y «Scandal» no se ha atrevido con la dirección o el guión en esta serie, su trabajo previo con Nowalk le ha permitido a éste contar con elementos característicos de las series de Rhimes: una mujer con temperamento al frente de la acción, numerosos encuentros sexuales casuales, diálogos dignos de enmarcar y momentos tan inverosímiles como esperados. Todo ello, junto a la apropiada emisión de la serie tras las otras dos creaciones de la famosa guionista, ha hecho posible que la serie haya sido un éxito en sus audiencias, alcanzando los ocho millones de espectadores en su capítulo final.

Por ello, el próximo 24 de septiembre ABC estrenará la segunda temporada de «Cómo defender a un asesino», que volverá a estar formada por quince episodios. Poco se sabe de lo que les espera a los protagonistas tras los últimos acontecimientos, aunque varios miembros del equipo han aclarado que los saltos en el tiempo a los que recurre la producción harán posible que veamos de nuevo juntos a todos los integrantes de la historia. Entre las incorporaciones a la serie se encuentra la de la actriz Famke Janssen, conocida internacionalmente por su papel en la saga de «X-Men». Lo que parece seguro es que, de nuevo, volveremos a caer rendidos a los encantos, y maldades, de Annalise Keating y su equipo.

- Lo mejor

Viola Davis y su trabajo al frente de la serie, interpretando a una mujer de las que dejan huella. Su escena frente al espejo desmaquillándose es una de las mejores de la última temporada. Y por ello ha sido nominada a un Emmy como mejor actriz dramática.

- Lo peor

El título original de la serie es «How To Get Away with Murder», algo similar a «Cómo escapar de un asesinato», entendiendo escapar como librarse. Unos matices muy importantes para la historia y para el papel de sus protagonistas, que resultan cruciales en la ejecución del delito.