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El día más frío de la historia
En pleno verano y agobiados por el calor viene bien echar la vista atrás para recordar un hito que refresque, aunque sea mentalmente: la temperatura natural más baja registrada, -89,2o
En pleno verano y agobiados por el calor viene bien echar la vista atrás para recordar un hito que refresque, aunque sea mentalmente: la temperatura natural más baja registrada, -89,2o
Calor. Nos preocupa el calor. Hemos vivido algunos de los veranos más cálidos de las últimas cinco décadas y la ciencia advierte de que las cosas pueden ir a peor. Por eso resulta provocador echar la vista atrás en busca de tal día como hoy de 1983. Ese día, en la base Vostok de la Antártida, se alcanzó la temperatura más baja jamás registrada por el ser humano: 89,2 grados bajo cero. Pero es que ese fenómeno sigue hoy inscrito en los anales de la meteorología por ser absolutamente excepcional. De hecho, aquella temperatura resultó ser diez grados menor que la media habitual de esa fría región del planeta en invierno. El 10 de agosto de 2010 una medición por satélite determinó temperaturas de 92 grados bajo cero en esa misma zona. Pero el registro no ha podido ser confirmado con instrumental de tierra. Así que el récord del 21 de julio sigue intacto.
Pero ¿cómo pudo alcanzarse una temperatura tan extrema? ¿Qué ocurrió en ese invierno antártico?
El termómetro se hundió durante 10 días consecutivos por razones que sólo pudieron ser escudriñadas lustros más tarde, con la ayuda de superordenadores del Instituto Ruso de Investigaciones Antárticas. Las simulaciones demostraron que las corrientes de aire cálido que habitualmente proceden de los mares de Sur hacia la Antártida se interrumpieron súbitamente. Al parecer, un muro de aire frío detuvo la circulación caliente y aisló la base Vostok dentro de una burbuja helada. Para colmo, se observó una inusitada ausencia de nubes que fueron sustituidas por una capa de partículas heladas en suspensión. No existe evidencia de ninguna causa exógena que pudiera provocar esta cascada de acontecimientos gélidos. Fue un suceso puramente natural, elegido sólo por el azar y el medio ambiente.
¿Podría volver a ocurrir? Sin duda. De hecho esta misma semana hemos conocido la estremecedora previsión de la matemática Valentina Zharkova: la actividad solar descenderá un 60% entre 2030 y 2040, lo que podría conducir al planeta a lo que los expertos llaman una «mini edad de hielo». No es más que una simulación algorítmica pero quizás debamos ir pensando en comprarnos un buen abrigo.
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