Política

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Camino de perfección

«Cada día perdido en discusiones bizantinas, supone una jornada más de devengo de salarios para los 'enchufados'»

Susana Díaz, el día 2 de diciembre tras conocerse los resultados electorales / Foto: Manuel Olmedo
Susana Díaz, el día 2 de diciembre tras conocerse los resultados electorales / Foto: Manuel Olmedolarazon

Isabel Celáa, la balbuciente portavoz del Gobierno de la Nación, supeditó hace unos meses toda la acción del Ejecutivo a su «vocación de permanencia», en el supuesto (tan realista como cínico) de que un partido sólo puede implementar las políticas que preconiza cuando ostenta el poder. Quién sabe si la ministra bebía de la filosofía tomista, que demostraba la existencia de Dios a través su perfección: «Sólo lo que es puede ser perfecto». Así expresado puede sonar a sofisma un pelín chungo, de acuerdo, pero las enseñanzas del de Aquino y de la de Neguri valen a los atribulados próceres de la derecha andaluza, zozobrante en un proceloso océano de cuestiones previas que pueden conducir al nonato bi(tri)partito regional a su más fea imperfección: el no ser. Si el PP quiere terminar con la corrupción (risas enlatadas) juntera y si Ciudadanos desea empequeñecer una administración elefantiásica y si Vox pretende corregir los excesos de la ideología de género, la primera obligación de los tres es acordar una investidura que deje en la oposición y en un cuatrienio de minoría parlamentaria a las formaciones, PSOE y Podemos, responsables de estos desajustes. Cada día perdido en discusiones bizantinas, supone una jornada más de devengo de salarios para los «enchufados» y de subvenciones para los alérgicos al desodorante: no es tan difícil de entender. Por lo demás, los precedentes deberían disuadir a quienes aparcan los grandes asuntos para atender pequeñas cuitas cortoplacistas, como el coste que un punto más o menos polémico del pacto pueda acarrear en las elecciones de mayo. Para entonces, los ecos de la guerra de cifras sobre la violencia de género se habrán apagado y el votante sólo recordará si hubo, al fin, alternancia en la Junta o si tres pardillos se dejaron robar la merienda.