De la trinchera al despacho

Hergueta, crítica con la gestión sanitaria en Huelva, gerente del hospital Infanta Elena

«Si en algún momento no puedo trabajar por la sanidad de Huelva como los ciudadanos se merecen, seré la primera en reconocerlo y dejar la dirección del hospital». Con esta declaración de intenciones asume la doctora Julia Paloma Hergueta la gerencia del hospital Infanta Elena de la capital onubense. De la trinchera al despacho. Hergueta, hasta ahora presidenta de la asociación «Huelva por una sanidad digna», ha capitaneado una lucha sin cuartel contra el anterior Gobierno socialista de la Junta para conseguir más inversiones en materia sanitaria en una provincia que, tal y como ha venido repitiendo, es la «Cenicienta» de la comunidad autónoma. Ahora asume este reto, tal y como reconoce, con «ilusión, vértigo y un poco de miedo». De esta manera, el nuevo Ejecutivo andaluz vuelve a apostar por incluir en su organigrama a una persona crítica con la anterior gestión sanitaria, conocedora de las debilidades de un sistema que ahora pretende enmendarse. Tal fue el caso de Carlos Bautista, que lideró el movimiento «Basta ya» de facultativos malagueños y que ahora es el delegado de Salud en dicha provincia.

Hergueta, en una carta, expone los motivos que le han llevado a aceptar el cargo. Y lo hace «no para responder a personas maledicentes, más interesadas en sus propios intereses políticos y en defenestrar al oponente que en solucionar los problemas sanitarios con su trabajo», sino para aclarar dudas que hayan podido surgir entre sus «compañeros, socios y seguidores de la asociación que me han apoyado a lo largo del tiempo». Recuerda que desde el año 2010 lleva realizando estudios sobre la realidad sanitaria de Huelva, «intentando difundirlos para concienciar a la sociedad del caos al que nos estaban llevando».

También asegura que asume esta responsabilidad «con la consiguiente pérdida económica que esto representa, aunque muchos no lo crean» y reconoce que dudó del ofrecimiento por parte del departamento que dirige Jesús Aguirre. De hecho, se llegó a plantear si con este paso se intentaba desactivar un movimiento que «puede ser una dura oposición». «Después de la tempestad viene la calma y, tras reflexionar», aceptó el cargo porque se trata de un hospital que «conozco bien, con excelentes profesionales con los que sé que puedo contar para no sólo devolverle su antiguo esplendor, sino tratar de convertirlo en el mejor comarcal de Andalucía».

Le convenció el nuevo gerente del Servicio Andaluz de Salud (SAS), Miguel Moreno, aunque es consciente del reto que tiene ante sí: dirigir un hospital con 1.200 trabajadores y enfrentarse a su «catastrófica» situación tras los movimientos de «fusión y desfusión» y el «dolor y sufrimiento» que generan las «larguísimas» listas de espera. Junto a ello, reconoce el temor que siente porque aceptar este encargo lleva aparejado un «vuelco total en mi carrera profesional». «Tengo que dejar mis proyectos y siento miedo a lo desconocido, y a dejar también la asociación por la que tanto hemos trabajado un grupo de locos». Las dudas le siguen asaltando: «¿Merecerá la pena asomarme a un proyecto de duración finita y aún por definir? ¿podrá ser escuchada de verdad mi voz? ¿me darán recursos suficientes? Si no es así, ¿tendré fuerzas para empezar de nuevo?».

Hergueta recuerda algunas de las reivindicaciones del colectivo, que siguen más latentes que nunca, como el cumplimiento de la sentencia del TSJA para derogar la fusión hospitalaria, la vuelta de la ginecología, obstetricia y pediatría al Infanta Elena mientras se construye el maternoinfantil o la apertura del chare de Lepe. Su objetivo, en definitiva, es «dar al paciente y sus familiares, no al usuario, la mejor atención profesional y humanizar nuestro trabajo».