Écija
Écija: patrimonio en peligro
Denuncian el «expolio» al que se ha sometido el palacio de Peñaflor y el «preocupante estado de conservación» de las torres de la localidad
Declarado monumento histórico-artístico en 1962, el palacio de Peñaflor de Écija ha sido residencia de esta noble familia, intento de hotel e incluso escombrera. Se trata de un singular conjunto arquitectónico del siglo XVIII que cuenta con una reproducción en Barcelona. Su aparente grandiosidad contrasta con las vicisitudes que ha sufrido a lo largo del tiempo. La última, el «expolio» al que ha sido sometido, tal y como denuncia la asociación «Amigos de Écija». Así lo expuso recientemente el colectivo en la 37 reunión de asociaciones y gestores culturales que organizó «Hispania Nostra» en Santiago de Compostela.
Según apunta a LA RAZÓN Juan Méndez, secretario de la asociación, han desaparecido «numerosos» bienes muebles, como cuadros de gran valor, relojes de mesa o vajillas. «Todo eso supone un daño tremendo al patrimonio», recalca, además de criticar que los diferentes alcaldes que han pasado por el Ayuntamiento «no han tenido voluntad política de investigar lo sucedido ni de recuperar las piezas».
El palacio fue donado por la marquesa viuda de Peñaflor a una fundación, encargada de gestionarlo junto a varias fincas rústicas y urbanas. La fundación acabó cediéndolo al Ayuntamiento. También hubo un proyecto de convertirlo en hotel, aunque finalmente resultó fallido. Según apunta Méndez, desde hace 15 años se han realizado sucesivos inventarios y, durante su cotejo, se ha comprobado que faltan piezas de gran valor. La asociación lamenta que, si ha habido apropiación indebida, estos posibles delitos «están prescribiendo». Los responsables municipales tampoco trasladaron estos hechos a la Fiscalía. El colectivo se ha planteado denunciar, pero «no podemos asumir el coste que conlleva».
Cuando una empresa empezó a convertirlo en establecimiento hotelero se hicieron catas en los patios y se levantaron las solerías. «Una parte de los muebles se metieron en un camión y fue entonces cuando desaparecieron», recuerda Méndez. Posteriormente, el conjunto fue rehabilitado parcialmente gracias a un proyecto estatal con cargo al 1 por ciento cultural. Se restauraron algunas zonas, como el apeadero, la escalera principal, las caballerizas y parte de la fachada, con sus característicos trampantojos que reproducen grandes ventanales. Esta actuación permitió su apertura al público. Pero del mobiliario desaparecido nada se sabe.
«Amigos de Écija» también señala un problema que viene padeciendo el vasto patrimonio local: el progresivo deterioro de sus torres. Écija cuenta con uno de los conjuntos de esta tipología de más valor de España, con 11 torres y 22 espadañas. En total, estas construcciones albergan un centenar de campanas.
La Junta de Andalucía llegó a elaborar en los años 90 del pasado siglo un protocolo para abordar su restauración, toda vez que algunas de ellas son de propiedad municipal, como el caso de las denominadas Torres Gemelas. En el documento se aseguraba que «las torres de la ciudad de Écija son uno de los elementos más característicos y definitorios de su arquitectura. De fundación antigua la mayoría de ellas, fueron renovadas en el siglo XVIII conforme a la estética del barroco, aunque manteniendo cada una su carácter singular». El deterioro entonces ya era evidente, llegando en algunos a «amenazar ruina». Finalmente no se ejecutó ningún proyecto de restauración y, ahondando en la desgracia, un rayó cayó en 2014 sobre la torre izquierda causando numerosos destrozos. Otra torre que presenta un estado preocupante de conservación es la de la iglesia de Santo Domingo.
La asociación, igualmente, reclama que se iluminen convenientemente, ya que algunas no cuentan con luz o sólo se hace parcialmente.
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