Financiación autonómica
El bochorno de la Junta
La más reciente preocupación en San Telmo acerca de los planes de Pedro Sánchez al frente de los designios del país es igual a la preocupación primera. ¿Qué queda en la sesera del presidente después de hablarle al espejito, espejito? Los temores han sido el paso siguiente al ridículo. Porque el bochorno está siendo de aúpa. Si María Jesús Montero, ministra de Hacienda, había sido el azote de Rajoy en la cruzada por la renovación de la financiación autonómica cuando era consejera de la Junta, ahora, se envaina la lengua viperina en el cofre de la mesa de noche a la espera del próximo pepero al que zaherir. El presidente del Gobierno ha llevado a cabo el truco de la chistera: se introduce una cumbre entre los consejeros de Hacienda de las comunidades autónomas y, ¡allez hop!, se saca una reunión bilateral con cada uno de ellos para encontrar una solución ad hoc. A cuento de este sonrojo, Susana Díaz sufrió ayer las invectivas de la oposición en la sesión de control. No era para menos. La preocupación, después del timo de la estampita, consiste en qué agenda oculta maneja Sánchez respecto a los designios de España. En Andalucía hay el temor de que Cataluña esté de por medio. La reunión que el presidente mantenga con la Generalidad servirá como guía. Los catalanes andan silbando con las cuentas de la vigente financiación, caduca desde hace años, mientras que aquí el pataleo se oye desde antes de Despeñaperros. Ante esta situación, lo único que falta es la solución de urgencia. Enfundarse la bandera verde, blanca y verde y pregonar por los caminos que hasta aquí hemos llegado, una operación que el consejero Ramírez de Arellano resumió con un símil futbolístico: lo que no puede ser es que siempre ganen el Madrid o el Barça y que el Athletic nunca descienda a Segunda División.
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