El nuevo tiempo rearmado en el pasado

Desde que fue investida presidenta de la Junta en septiembre de 2013 y proclamada secretaria general de los socialistas andaluces casi tres meses después, Susana Díaz no cierra la boca. Una actitud propia de un liderazgo en efervescencia. Para fuentes de su partido en este tiempo, e incluso antes, ha demostrado «capacidad de mando» y habilidad «tejedora». Ni sus detractores más íntimos lo niegan, como tampoco que los cambios comienzan a notarse con respecto a su predecesor en la Presidencia del Gobierno andaluz, José Antonio Griñán.

La agenda que la ocupa es intensa, tanto la hilvanada de cara a los medios, como la interna desplegada en los salones claroscuros de San Telmo. Sus intervenciones oficiales son escritas, medidas. Trabaja con red. Por lo general lee los discursos institucionales sin improvisaciones. Es en foros del partido donde se permite mayores licencias, aunque ha modulado el tono «mitinero» de sus primeras alocuciones como líder de la federación más numerosa del PSOE.

Consulta y pide opinión a un nutrido grupo de personas, entre las que se cuentan asesores de otros cargos públicos del partido en activo. Además, según otras fuentes, ha recuperado la interlocución con los ex presidentes andaluces Manuel Chaves y José Rodríguez de la Borbolla, a quienes llama en momentos puntuales para que éstos realicen las aportaciones que estimen oportunas. A ese acercamiento se suma el rescate de algunos de los colaboradores de la «Administración Chaves». Entre ellos, en tareas discursivas, el periodista José Antonio Chacón, quien ocupó distintos puestos en varias consejerías y acompañó al ex presidente en su aventura ministerial a las órdenes de Zapatero.

Viaje de ida y vuelta fue también el del que fuera director de los Servicios Informativos de Andalucía entre 1997 y 2002: Enrique Cervera. A esos años le siguieron siete como portavoz del Ejecutivo autonómico. Luego, entre abril de 2009 y diciembre de 2011, fue nombrado director de Comunicación y director del gabinete adjunto de la Vicepresidencia del Gobierno central y el Ministerio de Política Territorial y Administración Pública, la cartera de Chaves. Ahora Cervera dirige una consultora, C y C Comunica, que cuenta en su listado de clientes con el PSOE-A, partido al que asesora en materia de estrategia y comunicación y, «por ende», a Díaz. Consultas numerosas sometidas en última instancia a la voluntad política de la presidenta.

«Ha cosido en poco tiempo lo que descosió Griñán», apunta alguno de los socialistas preguntados por este periódico. Y aporta otro dato: también ha reanudado el diálogo roto con el que fuera la «mano derecha» de Chaves en sus ejecutivos regionales: Gaspar Zarrías. De hecho, el acercamiento se produjo antes de materializarse el relevo a Griñán. ¿El desencadenante? El proceso veraniego de primarias que se abrió en el PSOE-A y que concluyó, contra todo pronóstico inicial, con el apoyo de la crítica organización de Jaén. Viejos cuchillos que tal vez tiriten ya bajo el polvo. De hecho, con el secretario general de los socialistas jiennenses, Francisco Reyes, mantiene hoy un trato «fluido y estrecho».

La dirigente socialista ha tirado de atrás para enraizar su nuevo tiempo seleccionando lo que ha considerado útil de otros periodos de los sucesivos gobiernos socialistas. En esa línea, otras fuentes recuerdan que «mantiene a colaboradores de la época de Griñán –no al equipo que elaboraba los discursos del día a día–, con lo que tampoco ha roto con esa etapa». Es más, Díaz dejó la Secretaría General de la Presidencia en manos de Máximo Díaz-Cano, un «fichaje» del ex presidente y un «puntal hoy de la casa», confirman en las entrañas de la Administración.

Desde el plano institucional y desde el otro, el de partido, comulgan en que es la de la socialista una figura política «con recorrido» y de previsible salto a «la escena nacional». Por el momento, le quedan por delante las realizaciones de sus discursos, los hechos nacidos de las ideas renovadas, o no tanto.