Andalucía

Rasputina

Mientras Pedro Sánchez ande enfrascado en asegurar su permanencia en La Moncloa, Susana Díaz no debe temer maniobras que la desalojen de su cargo actual, que pende de un hilo desde el 2 de diciembre

La secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz /Foto: Ke-Imagen
La secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz /Foto: Ke-Imagenlarazon

Mientras Pedro Sánchez ande enfrascado en asegurar su permanencia en La Moncloa, Susana Díaz no debe temer maniobras que la desalojen de su cargo actual, que pende de un hilo desde el 2 de diciembre

Pues parece que habrá elecciones generales en noviembre. La afirmación parece poco relevante, incluso inane, como inauguración de una temporada política pero los lectores, como los vecinos reclamantes ante el alcalde de «Bienvenido Mister Marshall», merecen la explicación que obtendrán enseguida, al cabo de aproximadamente trescientas palabras. La repetición electoral, que ya sería más bien bucle, eterniza la provisionalidad en un PSOE cuyo secretario general tiene preocupaciones más perentorias que apaciguar las baronías díscolas: todo a su debido tiempo. Pues parece que habrá elecciones generales en noviembre, repetimos, y es seguro que mientras Pedro Sánchez ande enfrascado en asegurar su permanencia en La Moncloa, Susana Díaz no debe temer maniobras que la desalojen de su cargo actual, que pende de un hilo –del pulgar bajado de su jefe/enemigo, por ser concretos– desde la noche del 2 de diciembre. Ya ha cumplido nueve meses de interinato y se comerá los polvorones como un cadáver rebosante de salud, tal que esos muertos de Corneille –la cita se atribuye erróneamente a Muñoz-Seca y a Zorrilla–, o como un Rasputín tambaleante en el palacio Moika, al que hubo que ahogar en las aguas congeladas del Neva después de ser envenenado y tiroteado. No hay quien termine con ella, y mira que le tienen ganas: empezando por el presidente del Gobierno en funciones y, sobre todo, siguiendo por esa vicepresidenta tan pugnaz a la que los socialistas andaluces cerraron las puertas cuando más necesitada de calor estaba. El rencor de Carmen Calvo y la ambición sucesoria de Chusa Montero, del todo amortizada en Hacienda por su sectarismo e inepcia, son las dos fuerzas casi irresistibles que la empujan hacia el subsuelo. Ella sigue a flote. A ver si para el año 2020 se la consiguen ventilar.