Andalucía

Susana y los primos

Despejada la incógnita de la fecha de las elecciones autonómicas, lo primero que cabe resaltar es que serán unos comicios anticipados, sí, pero muy poco. La duración canónica de una legislatura son 48 meses y la décima en la cámara regional se habrá prolongado durante más de 44, así que la rebaja no llega ni al 10%. No se puede decir que haya sido Juan Marín presa de la furia fiscalizadora y se malicia uno que el ruinoso estado de la oposición, más que la confianza en sus propias fuerzas, haya sido el principal factor decisorio para una Susana Díaz cuya única estrategia consistía en huir de la coincidencia con su íntimo enemigo Pedro Sánchez, por buen mote «el lastre». Pugna Ciudadanos por la segunda plaza pese a su candidato inane debido más que nada a que el candidato del PP encarna en sí mismo la inanidad, y sólo uno de esos improbables milagros de la aritmética permitirá a ambos sumar los 55 escaños que provoquen la divina alternancia, esa quimera, y eviten que la vigencia del régimen socialista supere los cuarenta años. A su siniestra, Tere & Toni han confluido en un engendro elitista, que tan a menudo es el pecado capital de la izquierda, y ha levantado un entusiasmo perfectamente descriptible en sus bases: poco más de cinco mil personas participaron en las primarias de Adelante Andalucía, cuyos dirigentes darán palmas con las orejas si logran acercarse juntos a los veinte diputados que sumaron por separado en 2015. Así, se ha decidido la presidenta a dar el primer paso de un largo rigodón electoral, en parte porque el calendario apretaba hasta el borde del agotamiento del plazo y en parte porque nadie le garantiza que mañana haya disminuido un ápice la incertidumbre que se cierne hoy sobre quién será esta vez el primo, digo el socio, que le permita seguir gobernando.