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Todo por la Reina

La Razón
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Todas las revistas de esta semana, destacan a Doña Sofía. «¡Hola!» en gran ventana de portada, foto de la Reina con gran sonrisa a su llegada a la clínica la Milagrosa, titula «La Reina feliz junto al Rey». Algunos se preguntarán el porqué de la felicidad, el monarca ha salido bien de una delicada intervención, conviene no olvidar, que llevan mas de 50 años juntos, es posible que en lo íntimo sus vidas vayan por caminos distintos, pero institucionalmente siguen como en día de la proclamación como reyes, hace más de 37 años. Si añadimos que, como decía una conocida señora, que tenía un marido que le gustaba demasiado tener amistades peligrosas, «hay muchas capillas, pero la catedral siempre seré yo». Y teniendo en cuenta que a la capilla que ha formado tanto revuelo le han aconsejado que no vuelva, y que su locuacidad se debe a la rabieta, entenderemos el titular de «¡Hola!», que por cierto es la revista que no tuvo empacho en dedicar a la exprincesa Corinna toda la portada la semana pasada –claro que se hizo por aquello de todo por la información, jamás el todo por la pasta–.

En la citada publicación hay dos exclusivas: la de portada es dedicada a Francisco Rivera, en la que cuenta toda la historia de la reclamación de su hija Tana. Además, da por hecha su boda con Lourdes, su actual pareja. Por cierto, anoche en el centro cultural de la Fundación Cajasol –para mí siempre seguirá siendo el teatro Álvarez Quintero de mi infancia– se celebró el encuentro «los toros y la prensa», que protagonizaron con gran éxito y con el cartel de «no hay localidades» Carlos Herrera y Francisco Rivera. No se encontraba Lourdes, lo que desató un «come-come» entre los muchos medios presentes. Lo más sencillo es la verdad: no hay problemas, solo un fuerte enfriamiento. Contó Francisco, un torero que ha sobrevivido a más de 2.500 toros, que el momento peor como matador es cuando antes de una corrida se retira a descansar y en ese duermevela, de pronto oye como una explosión, es la puerta que se abre, de forma sigilosa pero que el torero percibe como una especie de mascletá, porque sabe que es el aviso de que hay que vestirse para empezar el gran momento. Y que personalmente seguía sintiendo ese ruido hasta que iniciaba el paseíllo. La otra exclusiva es de José Campos, el hombre que ha vuelto a su cabaña por el abandono de su amada esposa, y que sobrevive gracias a la labor de contar en primicia su situación. Prepárate Rajoy cuando el filón se agote, otro mas al paro.