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Cerca de 60.000 jóvenes castellanos y leoneses ni estudian ni trabajan

Sólo siete de cada cien compaginan en la actualidad su formación con un empleo

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Castilla y León cuenta con alrededor de 400.000 jóvenes de entre 16 y 29 años. Un 15 por ciento (58.000) ni estudia ni trabaja, según un reciente informe del INE. Los denominados «nini». ¿Pero cuántos de éstos son víctimas de la crisis? ¿Y cuántos se encuentran en esta situación porque así lo desean cuando nada se lo impide?

Sociólogos y expertos creen que la mayoría de estos «nini» reponden a la primera cuestión. Jóvenes víctimas de esta crisis que parece no tener fin. Adolescentes hastiados porque no encuentran un trabajo en la profesión que han estudiado, y que se sienten engañados por la sociedad. Mientras que de los segundos, los que carecen de planes de futuro o de vida independiente y ni se lo plantean, se calcula que apenas representan un cinco de ese quince por ciento de «nini» Un porcentaje más propio de un colectivo minoritario o residual, y que desmontaría uno de los estigmas que acompaña a los jóvenes de nuestro país en los últimos años y especialmente desde que empezara la crisis en 2007: ese que dice que gran parte de los jóvenes son unos vagos y unos indolentes.

Regreso a las aulas

Pero lo cierto es que muchos de estos «nini» dejaron sus estudios pronto sin haber cumplido los dieciocho años para ir a trabajar. La gran mayoría a la Construcción, debido a la percepción que existía hace unos años en este gremio de que se ganaba dinero rápido y en abundancia-. Jóvenes con poca formación y que ahora han regresado a las aulas para reciclarse o sacarse el título de la ESO con el que poder volver a empezar una nueva vida. Pero siete de cada cien jóvenes de entre 16 y 29 años (29.000) de nuestra Comunidad compaginan sus estudios con un trabajo con el que o bien se pagan una carrera o cursos de formación, o bien lo aprovechan para disponer de dinero para sus caprichos. Son la cara opuesta. La generación «sisi», los que trabajan a la vez que estudian y piensan en su futuro. Es el caso de David Herrero, un joven vallisoletano de 23 años, amante de las nuevas tecnologías y un 'manitas', que de más joven dejó de estudiar al aprender el oficio de electricista que le permitió vivir de ello con holgura durante un tiempo, hasta que se quedó sin trabajo el año pasado, víctima de la crisis.

Pero lejos de desmoronarse, y viendo la situación actual, tomó cartas en el asunto. Ahora trabaja en la Hostelería a media jornada. La otra media la dedica a prepararse el curso de animación y efectos especiales para películas en 3D, móviles inteligentes y videojuegos. Algo que le gusta y por lo que apuesta, ya que considera que tiene futuro por su actualidad y por las posibilidades que abre.