Prevención

El ojo seco limita la vida a 280.000 personas

El IOBA aborda soluciones a este síndrome cada vez más extendido, que afecta sobre todo a las mujeres

Un grupo de investigadores, en las instalaciones del Instituto de Oftalmobiología Aplicada
Un grupo de investigadores, en las instalaciones del Instituto de Oftalmobiología Aplicadalarazon

VALLADOLID – Unos 280.000 castellanos y leoneses -en torno al 11 por ciento de la población- padece de síndrome del ojo seco (SOS), una patología que produce malestar, problemas de sequedad y daño sobre la superficie del ojo. Si bien las mujeres de entre 40 y 50 años parecen un colectivo diana claro en este problema, cuya prevalencia varía entre un 5 y el 30 por ciento, también tiene notable incidencia entre los hombres.

La catedrática de Oftalmología de la Universidad de Valladolid e investigadora en el Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA), Margarita Calonge, explica a este periódico que «ese síndrome es como el embudo final en el que acaban muchas enfermedades previas, dado que tiene diversas entradas y a veces sin que se sepa la causa exacta». Es decir, que hay muchas patologías que predisponen a sufrir este problema, que condiciona el día a día.

Concretamente, esta dolencia causa muchísimas ausencias laborales por las molestias, porque hay pacientes que no pueden abrir los ojos o el SOS les lleva a parpadear continuamente. «Hay personas a las que puede llegar a afectar la función visual, a su eficiencia, de manera que no ven bien las pantallas de los ordenadores con que trabajan», argumenta la investigadora. De manera que su incidencia es múltiple. «Tiene un considerable impacto económico, con unos costes directos, en la medicación, además de los indirectos, por el tiempo que se deja de acudir al trabajo y por la asistencia a las consultas del oftalmólogo», indica Margarita Calonge.

Amplio espectro

Y es que, el espectro de personas a las que puede ''tocar'' el síndrome es muy amplio. «Hay casos que son leves, que se pueden tratar con lágrimas artificiales, y otros más graves. Esas gotas siempre se utilizan, pero a partir de un ojo seco en sus primeros estadios, no sirve de mucho», explica Calonge.

La terapia analiza causas, de cara a trazar un plan de acción. «Para empezar se debe cambiar el estilo de vida, intentar evitar ambientes adversos para el ojo, una dieta sana -rica en Omega 3-, eliminar medicaciones que puedan provocar sequedad, así como antidepresivos y ansiolíticos o fármacos para dormir, que suelen tener unos efectos secundiarios claros. De igual manera, añade, hay que tratar los problemas parpadales existentes, porque en los párpados hay 25 glándulas que producen la capa más externa de la lágrima, lo que considera clave y desconocido por muchos de los afectados.

Pero, ¿por qué surge? Fundamentalmente por esa predisposición genética, aunque también por factores como la contaminación o la utilización inadecuada del aire acondicionado, que supone un daño potencial para la superficie ocular.

En cuanto al tratamiento, lo habitual es recurrir a la citadas lágrimas artificiales. «Las hay más suaves, agresivas, osmoprotectoras», explica Calonge, a lo que se suman sueros y derivados, preparados a partir de la sangre de los afectados, con diferentes niveles de enriquecimiento, indicados sólo en algunos casos.

Los antiinflamatorios constituyen otra solución, dado que el SOS está asociado en mayor o menor medida a la inflamación, que provoca, por ejemplo, el enrojecimiento de los ojos del paciente. «Es clave hacer una buena historia clínica para saber los factores que están haciendo daño a la superficie ocular y abordarla», manifestaba Margarita Calonge, quien determina que este problema de salud preocupa a quienes lo padecen en un nivel similar a quienes tienen una angina de pecho.

El avance de este problema es claro. Según Calonge, el 40 por ciento de las personas que se operan la vista con Lasik padecen el SOS con mayor o menor gravedad. Al respecto, plantea observar la evolución de los ojos y abordar factores colaterales.