Castilla y León
Nuevos pasos para mejorar la atención de las personas con discapacidad intelectual
Contarán con un acompañante en Urgencias para facilitar la comunicación y tendrán un código especial para su identificación y recibir asistencia diferenciada
Contarán con un acompañante en Urgencias para facilitar la comunicación y tendrán un código especial para su identificación y recibir asistencia diferenciada
El consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, se reunió ayer en Valladolid con representantes de Plena Inclusión, asociación que trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual.
Un encuentro en el que Sáez Aguado escuchaba las inquietudes y principales preocupaciones de este colectivo que atiende a más de 8.000 personas en la Comunidad, y se comprometía a poner en marcha una serie de medidas demandadas por ellos para avanzar en la atención que reciben cuando acuden a un centro sanitario. En concreto, el consejero les aseguraba que se favorecerá la presencia de un acompañante en Urgencias como facilitador de la comunicación entre paciente con discapacidad intelectual y los médicos y enfermeros, y dispondrán de un código especial para que sean identificados y puedan recibir una atención sanitaria diferenciada y específica para tratar sus patologías más frecuentes. Estas medidas se van a poner en marcha de forma experimental en el área de Salud Valladolid Oeste, tanto en el ámbito de la Atención Primaria como en Urgencias y hospitalización.
Después de este periodo de prueba, para cuyo desarrollo se ha creado un grupo de trabajo que determinará su duración y características, y tras la validación de sus resultados, la intención es extenderlos al resto de centros sanitarios de Castilla y León. De esta manera, en el servicio de Urgencias, se tendrá en cuenta en el triaje no solo el problema de salud, sino también las características de la persona y su adecuación al entorno, según informan fuentes del departamento que dirige Sáez Aguado.
En Atención Primaria se fomentará una comunicación directa del médico de familia con los facilitadores de comunicación de la persona con discapacidad y los Servicios Sociales para favorecer un abordaje global de sus necesidades. También se analizará la oportunidad de poner en marcha unidades específicas o, en otros casos, de adaptar la atención para tratar aquellas patologías que más se presentan en este colectivo y que, por ello, requieren de mayor especialización y recursos, como pueden ser tratamientos bucodentales, ginecológicos, psiquiátricos, neurológicos o urológicos.
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