Crisis migratoria en Europa
Barcelona clama por los refugiados
Más de 160.000 personas se movilizan en la capital catalana para exigir a los gobiernos europeos que cumplan con sus compromisos de acogida. Se convierte en la protesta más importante y multitudinaria de toda Europa.
Más de 160.000 personas se movilizan en la capital catalana para exigir a los gobiernos europeos que cumplan con sus compromisos de acogida. Se convierte en la protesta más importante y multitudinaria de toda Europa.
Si se quiere, se puede. Si hay voluntad de acoger a los que huyen de la guerra, se buscan los recursos para hacerlo posible. Basta un sólo ejemplo para comprobar que con buena disposición los compromisos se pueden cumplir, pese a los escollos que puedan aparecer en el camino. Basta con mirar a Canadá y la determinación con la que su primer ministro, Justin Trudeau, actuó para dar asilo e integrar en el país a 25.000 ciudadanos, principalmente sirios, en tres meses. Lo prometió en la campaña electoral y lo cumplió cuando alcanzó la presidencia.
El ejemplo canadiense pone en evidencia a Europa. El reparto de refugiados en el continente es muy residual en relación a las personas que llegan cada día a sus playas, a lo que se suma la poca voluntad de los gobiernos para aceptar el cupo impuesto por la Comisión Europea. Y en este aspecto España es uno de los países más rezagados. Según los últimos datos oficiales, sólo ha dado acogida al 5% de las 17. 337 personas que le fueron asignadas y la ciudadanía, interpelada por el drama que se vive y no cesa en el Mediterráneo, se ha pronunciado claramente en contra de esta política de fronteras cerradas.
Ayer más de 160.000 personas según la Guardia Urbana y 300.000 según los organizadores, salieron a las calles de Barcelona para protestar por la inacción de la Administración en esta crisis humanitaria. «Basta de excusas, acojamos ahora», corearon miles y miles de barceloneses y también vecinos de otras ciudades españolas desde la plaza de Urquinaona hasta el Paseo Marítimo, donde concluyó la manifestación convocada por la campaña «Casa Nostra Casa Vostra» y considerada ya la más multitudinaria e importante de las que se han celebrado en toda Europa por la acogida y el derecho de los refugiados.
La movilización estuvo secundada por más de 200 entidades de diferente tipología –ONG, asociaciones de vecinos y sindicatos–, así como por una nutrida representación política.
La alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau, convertida en abanderada de la causa de los refugiados pese a ser consciente de su poco margen de maniobra, volvió ayer a pedir al Gobierno que ceda las competencias de asilo a los municipios ya que «son los que se están preparando para acoger». Por su parte, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, que también se unió a la marcha, reclamó a la UE que cambie su «nefasta» política de acogida para que se pueda dar cabida a más gente. Pese a que la Generalitat se ha mostrado siempre muy crítica con el ejecutivo de Mariano Rajoy por su inacción en este asunto, su actuación no ha sido tan contundente como sus palabras: de las 4.500 plazas que Carles Puigdemont se prestó a ofrecer a la causa, tan sólo ha aportado 301. A ambas administraciones y al resto de estados de la UE, los portavoces de «Casa Nostra Casa Vostra» les exigieron cumplir sus compromisos de asilo y al gobierno europeo que endurezca las sanciones en caso de que persista la pasividad.
La jornada reivindicativa se dio por finalizada con estos parlamentos y con una escenografía realizada por la Fura dels Baus y una performance en el puerto, donde estaba atracado el velero Astral de Proactiva Open Arms, de un rescate de inmigrantes en el mar, en el mismo Mediterráneo donde fallecieron más de 5.000 personas el año pasado ante las puertas de una Europa que parece haber olvidado su pasado y también sus valores.
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