Independentismo
Borrell apela en Cataluña a «no reconocer la superioridad moral» del independentismo
Reivindica la salud democrática del Estado y evita pronunciarse sobre la situación judicial de los presos
Reivindica la salud democrática del Estado y evita pronunciarse sobre la situación judicial de los presos
Pocos como el ahora ministro de Exteriores Josep Borrell han despertado tanta hostilidad en el independentismo. Su constante combate del relato separatista le ha convertido en uno de los principales arietes del «procés», un papel que ahora en el Gobierno de Pedro Sánchez no ha dudado en continuar desempeñando desde una perspectiva institucional: se ha erigido en el ministro para desmontar el proyecto rupturista a nivel internacional. Ayer lo demostró en su regreso a Cataluña, donde intervino en las jornadas organizadas por Sociedad Civil Catalana bajo el lema de «La democracia constitucional en el siglo XXI», y donde recordó que está trabajando para que no se instale una visión unívoca sobre la realidad catalana en el extranjero –que no se crea que todos los catalanes quieren separarse de España, sino que la sociedad está dividida entre partidarios de un signo y otro– e hizo una apelación a «no reconocer la superioridad moral» del separatismo. «No podemos dejarnos avasallar», recalcó.
Borrell ha exasperado a base de argumentos al separatismo. Una fórmula que volvió a usar ayer para reivindicar la salud democrática de España a pesar de la campaña de desprestigio del independentismo. En este sentido, recordó que el Estado aparece como uno de los 19 países con «democracia plena» –por encima de Francia o Estados Unidos-, según el ranking que elabora «The Economist», y refutó la existencia del derecho a la autodeterminación. En este caso, explicó que los ejemplos de Canadá o Reino Unido –donde se han celebrado referéndums en Quebec y Escocia– no sirven como ejemplos ya que fueron «concesiones que las constituciones» de los dos Estados, algo que, a su juicio, ahora sería prácticamente impensable repetir dado el contexto en el que se encuentran.
«Los referéndums son divisorios», aseguró, y agregó que no tienen cabida ni en la Constitución ni en el derecho internacional. Si bien, lo que reclamó fue que los contrarios a la independencia se armen de argumentos y datos para poder defenderse de los ataques del independentismo, a quien reconoció que sí ha sabido construir un relato «fuerte». «El independentismo no es mayoritario, pero sí es hegemónico», zanjó.
En cualquier caso, aunque exprese sus dudas sobre el cambio de actitud del Govern de Quim Torra, aseguró que el Gobierno de Sánchez va a mantener la mano tendida para el «diálogo». Para que la negociación entre Madrid y Barcelona lleguen a buen puerto, sí que consideró que es necesario «serenar» los ánimos y devolver el debate político al terreno racional. Asimismo, evitó pronunciarse sobre la situación judicial de los presos y las presiones del Govern para que sean liberados y absueltos.
Antes de la intervención de Borrell, un ex ministro de Exteriores, Josep Piqué, también llevó a cabo una ponencia. Piqué recordó que el espíritu del proyecto de la Unión Europea nació «sobre la base de la superación de los nacionalismos». «Durante años Europa vivió un escenario histórico de guerra», evocó y sugirió que proyectos como el de los partidos independentistas catalanes pueden retrotraer a Europa «esas dinámicas de confrontación», lo que a su juicio, es «absurdo».
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