Sucesos
Declaran culpable al principal acusado del crimen del Port Olímpic
Se le acusa de asesinato en el enfrentamiento entre dos clanes gitanos, y de delito de lesiones a dos compinches
Se le acusa de asesinato en el enfrentamiento entre dos clanes gitanos, y de delito de lesiones a dos compinches.
El jurado declaró ayer culpable de asesinato a Luis C.F., del clan de los «Pelúos», por apuñalar mortalmente en el corazón a un gitano del clan de los «Baltasares» en una discoteca del Port Olímpic de Barcelona el 24 de enero de 2016, lo que generó un éxodo de más de 500 familias del barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs.
Según informó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), el tribunal declaró culpables de lesiones a los otros dos acusados: Gabriel R.F. –con quien empezó la pelea porque le mentó a sus muertos– y Juan Manuel V.F., que celebraba el cumpleaños esa noche.
Cumpleaños
Un grupo de los «Pelúos» fue a una discoteca del Port Olímpic para festejar el cumpleaños de Juan Manuel V.F. y se cruzaron con la víctima, D.U., que iba muy bebido y, según explicaron los acusados en el juicio, robaba las copas a la gente e iba dando tumbos.
En un momento de la noche hubo una discusión verbal entre Gabriel R.F. –que ya había tenido algún encontronazo con la víctima tiempo atrás–, en la que supuestamente ésta le llamó «maricón» porque llevaba una trenza y le mentó a sus muertos, una afrenta grave para los gitanos.
Las versiones aquí difieren: la fiscal asegura que los tres acusados agredieron a la víctima con vasos en la cabeza y en la espalda, y el principal acusado le clavó después un cuchillo de 18 centímetros en el corazón: «Un acto estudiado y realizado por una persona diestra en el manejo de cuchillos». En cambio, los tres acusados se desvincularon de la agresión al declarar en el juicio de la Audiencia de Barcelona: aseguraron que no intervinieron en la «lluvia de cristales» de la que fueron testigos, y solo Gabriel R.F. admitió dar un puñetazo a la víctima, pero asegurando que después se apartó.
El principal acusado, Luis C.F., defendió durante su declaración que hubo una pelea pero que él no participó, sino que se apartó y salió del local como pudo, y que las heridas incisas que tenía en la mano se las causó precisamente la lluvia de cristales que le cayó. También explicaron que, a consecuencia del crimen, unas 500 familias de los «Pelúos» tuvieron que abandonar La Mina.
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