Caridad

El Banc del Aliments urge a las administraciones un local más grande

Niega razones políticas para dejar de distribuir comida a los Capuchinos de Sarrià

En 2017, cayó la cantidad de alimentos que gestiona la entidad, pero también el número de familias atendidas
En 2017, cayó la cantidad de alimentos que gestiona la entidad, pero también el número de familias atendidaslarazon

Niega razones políticas para dejar de distribuir comida a los Capuchinos de Sarrià.

En la última semana, el Banc dels Aliments se ha visto inmerso en una polémica a raíz del cese temporal de distribución de alimentos a los Capuchinos de Sarrià, una situación en la que algunos han querido ver motivaciones de carácter político.

Sin embargo, la entidad ha salido al paso de estas acusaciones asegurando que tal decisión se debe únicamente a motivos burocráticos y cuestiones de gestión. Banco de Alimentos trabaja en el suministro de alimentos a aquellas entidades, 322 en el caso de la demarcación de Barcelona, que hacen llegar dichos productos a las personas más desfavorecidas, pero siempre bajo la coordinación y supervisión de los Servicios Sociales. Según Lluís Fatjó-Vilas, director del Banco de Alimentos de Barcelona, los Capuchinos llevan a cabo esta labor pero sin atenerse a las indicaciones y supervisión de los Servicios Sociales, razón por la cual se optó por el cese temporal de la entrega de alimentos a esta entidad. «El Banco de Alimentos defiende un modelo de repartición de alimentos que parte de la base que la responsabilidad sobre la persona vulnerable no es de las entidades, sino de los Servicios Sociales, que nos han de decir quiénes son esas personas que tienen necesidad de alimentos y a las que hemos de ayudar», señalaba ayer el director, y «dado que los Capuchinos de Sarrià no seguían este modelo se llevo a cabo la baja en la entrega de alimentos».

Sin embargo, reunidas las partes, se ha llegado a un doble compromiso que pone fin a esta polémica. Por un lado, el Banco de Alimentos vuelve a restablecer el suministro de alimentos a los Capuchinos de Sarriá y por el otro, éstos se comprometen a regularizar la situación y hacer los trámites necesarios para seguir el modelo establecido en el plazo máximo de dos meses.

Cae la entrega de alimentos

Ya en un ámbito más general, ayer el Banco de Alimentos de Barcelona presentó los datos del 2017, año en el que se produjo un caída en la cantidad de alimentos que gestiona la entidad, pero también un decrecimiento en el número de personas atendidas. Así pues, si en 2016 la labor del Banco llegó a 137.156 personas, el año pasado fueron 125.372 las personas atendidas, confirmando así una tendencia a la baja que se inició en 2014, cuando se alcanzó el pico de los 152.489 beneficiarios. En lo que se refiere a la entrada de alimentos, en 2017 se alcanzaron las 17.343 toneladas para ser el único año de la última década en el que se ha registrado un decrecimiento, ya que en 2016 se alcanzaron las 17.914 toneladas. Esta es, en palabras de Lluís Fatjó-Vilas, «una cantidad insuficiente a tenor de las necesidades existentes». Sin embargo, como él mismo señaló, pese a que la situación ha mejorado y son menos personas las que requieren de ayudas, son plenamente conscientes que no cubren «las necesidades –solo el 28% de lo que sería una dieta normalizada– y nuestra labor es solo un granito de arena en el suministro de los alimentos a los más desfavorecidos y en la lucha contra el desperdicio alimenticio», como muestra que de las más de 17 mil toneladas de alimentos distribuidos en 2017, 8.456 eran recuperados.

El Banco de Alimentos afronta este nuevo año con un gran problema que arrastra desde hace tiempo. La entidad necesita un nuevo local en el que poder almacenar el volumen de alimentos que gestiona diariamente. «Nuestro local, con capacidad para 8 millones de alimentos, se nos ha quedado pequeño y hoy por hoy el Banco de Alimentos no puede absorber el gran número de alimentos que gestionamos», admite el director. Si bien la administración está entusiasmada con la idea de encontrar un nuevo local, «es necesario agilizar los trámites».

Segunda campaña del año

«El Hambre no Hace Vacaciones» arrancará en el mes de mayo con el propósito de recoger alimentos hasta el mes de julio incluido para ayudar a las familias más desfavorecidas durante los meses de verano. En este sentido, la entidad hace un llamamiento a la ciudadanía, empresas y otras entidades, puesto que son ellos quienes deben asumir la organización de actividades solidarias con el fin de recoger esos alimentos de primera necesidad como aceite, leche, legumbres crudas y conservas.