Barcelona
El empresario muerto en el Raval no iba drogado según los análisis
Juan Andrés Benítez, el empresario que fue detenido por los Mossos d'Esquadra en el Raval y que murió poco después en el hospital, no estaba bajo los efectos de las drogas al ser reducido por los agentes. Así lo concluye el informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias (INT) realizado a petición de la titular del Juzgado de Instrucción número 20 de Barcelona, Eva Moltó.
En los análisis practicados en las muestras de la sangre y de humor vitrio (líquido ocular) del cuerpo de Benítez, se encontraron trazas de cocaína y alcohol, pero en ningún caso suficiente cantidad para afirmar que el empresario iba drogado. El estudio contradice así las palabras de uno de los mossos que detuvieron al empresario. «El "malo"de la película es muy malo y estaba superdrogado» dijo el agente a la sala de mando en una llamada que se produjo a las 23.05 horas del pasado 5 de octubre. Pero los expertos del INT describen en su informe que en la sangre de Benítez se encontró 0,01 miligramos por litro. Aunque, «la tolerancia y la sensibilidad individual juegan un papel muy importante en la intoxicación por cocaína», los efectos tóxicos suelen manifestarse cuando los niveles de droga se sitúa entre 0,25 y 5 miligramos por litro de sangre. En cuanto a su duración, también depende de la persona y de la cantidad tomada, pero puede variar de 30 minutos a horas.
Asimismo, la presencia de alcohol, se halló 0,1 gramos por litros, «se puede atribuir a una producción endógena postmortem». En cualquier caso, el análisis también habla de una cantidad «no tóxica».
Hoy declararán los ocho mossos que intervinieron esa fatídica noche ante la juez Moltó. Están imputados de un presunto delito contra la vida y/o contra la integridad física, otro contra la integridad moral, así como de obstrucción a la justicia y coacciones. La juez instructora considera que tanto las declaraciones de los testigos como los vídeos grabados por varios vecinos «ponen de manifiesto que los agentes no se limitaron a efectuar maniobras de reducción» al empresario para detenerlo. Además, pone de manifiesto que, según las grabaciones de los vecinos, los golpes que los agentes propinaron a Benítez siguieron cuando este dejó de gritar. También define estos gritos de «estremecedores lamentos y gemidos aparentemente agónicos».
Con todo, Moltó afirma que los testigos a declarar lo hicieron «de manera serena, verosímil, rotunda y sin el menor atisbo de animadversión contra los agentes actuantes».
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