Exposición
El Picasso de Francesc Boix
LA RAZÓN reproduce el reportaje que el fotógrafo dedicó al gran pintor malagueño durante una exposición en París poco después del final de la Segunda Guerra Mundial.
Francesc Boix ha pasado a la historia como el fotógrafo de Mauthausen, el hombre que arriesgó su vida para salvar las imágenes que narraban el terror del nazismo en los campos de concentración. Tras la guerra, Boix intentó rehacer su vida, aunque la sombra de lo vivido en Mauthausen lo persiguió. Y, en este sentido, trató de ganarse la vida con su cámara como periodista gráfico para las publicaciones cercanas al Partido Comunista Francés, como «Regards», «Ce Soir» y «L’Humanité». Esto le permitió también acceder a algunas de las grandes personalidades del momento en la capital francesa, como Pablo Picasso.
En el archivo de Boix, propiedad del Amical Mauthausen y preservado en el Museu d’Història de Catalunya, se conserva un extenso reportaje relacionado con el pintor malagueño y su presencia en la galería Visconti durante un acto en apoyo a los refugiados españoles, aquellos que han podido huir del franquismo.
Hablamos de un tiempo, el de 1946, en el que Picasso está plenamente implicado en el Partido Comunista, un hecho con el que el pintor responde a los horrores dejados por la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial que ha vivido en París. Eso es algo que el artista plasma en la producción de ese tiempo, como «El osario» o una serie de bodegones con la inquietante presencia de un cráneo como protagonista.
Es un pintor político, un hombre que quiere hacer pública su adhesión al pacifismo, plenamente comprometido, que no puede vivir de espaldas a la actualidad. Por ese motivo, en febrero de 1946 aceptó la invitación de la Galerie Visconti de París para participar en una exposición organizada por el Comité de Coordination Artistique Franco-Espagnol con el que se quería ayudar a la resistencia española.
Las fotografías de Boix nos ayudan para reconstruir el ambiente de aquel acto en el que Picasso es el protagonista. El pintor posa contento ante los fotógrafos junto con el cuadro que cede para la muestra. Se trata de «Naturaleza muerta con espejo», un óleo pintado en julio de 1945, que es admirado por el público asistente, con algún invitado especial.
Una de esas presencias es la de una de las principales dirigentes del Partido Comunista de España. Es Dolores Ibárruri, Pasionaria, quien conversa con Picasso en esta exposición en la sala Visconti. Boix no duda en recoger con su cámara ese encuentro que demuestra que el pintor quería estar al lado de una de las principales exiliadas españolas. En este acto de solidaridad podemos incluso ver, gracias al buen trabajo de Francesc Boix, a Pasionaria y Picasso mirando lo que parece ser un talón, muy probablemente una generosa donación del artista a la causa de los desterrados en suelo francés.
Otro invitado es el anciano Marcel Cachin, director de «L’Humanité» y miembro del PCF. No se puede olvidar que es en las oficinas de esta publicación –y ante la presencia de Cachin y de los poeta Paul Éluard y Louis Aragon– donde Picasso anunció oficialmente su apoyo al Partido Comunista. El pintor también retrató en alguna ocasión a Cachin, por ejemplo, para una portada de una edición de los textos del político francés.
Picasso y Boix coincidieron en alguna otra ocasión. Una de las imágenes más conocidas de Boix tgras el final de la Segunda Guerra Mundial nos lo muestra ante el pintor malagueño durante uno de los congresos por la paz celebrados en París. Por desgracia, no se han encontrado las imágenes que Boix tomó ese día en su archivo, aunque es posible que el catlán fuera el autor de algunas de las fotografías de ese acto que en la actualidad se reproducen con la autoría de «anónimo».
¿Sabía Picasso que Boix era el hombre que se convirtió en los ojos de Mauthausen? Es imposible saberlo con total certeza, pero no sería extraño que alguien, probablemente el mismo Cachin, le informara que ese chico ágil con la cámara, de mirada serena y aspecto alegre había sido testigo de una de las mayores barbaridades de la historia del siglo XX. Puede que incluso el artista supiera que Boix había sido uno de los testigos en el juicio de Nuremberg contra los crímenes del nazismo, aunque todo esto cae en el terreno de la especulación.
Lo que sí se puede afirmar con certeza es que Francesc Boix pudo capturar en un puñado de fotografías la solidaridad de Picasso con los exiliados españoles y su apoyo al PCE. Todo ello hace de su trabajo, otra vez, un documento imprescindible.
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