Ahora en Común
El PSC lleva a Colau a una moción de confianza en el pleno del «despecho»
Collboni se venga de su ex socia y rechaza aprobar sus presupuestos, en una sesión donde BComú se alinea con el eje soberanista
Un enjambre de fotógrafos, periodistas y cámaras de televisión voló ayer, minutos antes de empezar el pleno municipal del Ayuntamiento de Barcelona, a la bancada derecha de la Sala de la Reina Regent, donde se sientan los socialistas.
Un enjambre de fotógrafos, periodistas y cámaras de televisión voló ayer, minutos antes de empezar el pleno municipal del Ayuntamiento de Barcelona, a la bancada derecha de la Sala de la Reina Regent, donde se sientan los socialistas. Ninguno quería perderse la foto de la jornada: Jaume Collboni. En tres meses, el socialista ha pasado de ser el socio de Ada Colau a una ex pareja desengañada. Tantas vueltas le ha dado Colau en las últimas 24 horas a por qué el PSC no le ha ayudado a tramitar los presupuestos por la vía ordinaria, que ayer cogió de su armario sin prestar atención una camisa rojo socialista y apareció en el pleno con ella, cabizbaja y con voz afligida. Nada que ver con aquella Colau alegre que bailaba la rumba del «run-run» que entusiasmó a media Barcelona.
El «no» a última hora de los socialistas ha dolido a la alcaldesa y a su partido, más, después de haber logrado la abstención del PDECat y ERC a cambio de «gestos» en la cámara catalana, como abstenerse en la votación de investidura del presidente del Parlament. Estos «gestos» no han gustado nada a Collboni, que además de frustrar los presupuestos de Colau y empujarla a una segunda cuestión de confianza para aprobarlos, aireó los trapos sucios de su relación.
El rifirrafe entre Collboni y el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello fue tosco y nada agradable. «Sabe mal», empezó Pisarello, «teníamos la oportunidad de aprobar unos presupuestos sociales y lanzar un mensaje de que Barcelona es capaz de superar el debate identitario». Pero tras el debate, quedó demostrado que la política catalana ha intoxicado el pleno municipal. Collboni se mostró dolido porque Colau rompiera el pacto de gobierno que tenían con el argumento de que los socialistas respaldaron el 155. La abstención a los presupuestos que Colau había logrado del PDECat y ERC son la prueba para Collboni de que en Barcelona no se han negociado unos presupuestos, sino «un cambio de rumbo y socios». «Ha claudicado a la lógica independentista», repetía. Si Pisarello le decía a Collboni que no aceptaba que le diera lecciones desde la izquierda, el socialistas replicaba que «a lecciones de populismo no les ganaré». Fue un duelo de «y tú más».
El popular Alberto Fernández atinó al bautizar la sesión como «el pleno del despecho». También acertó Recasens cuando dijo que el gobierno está solo, mientras que C’s lamentó que apenas les haya sondeado para buscar acuerdos. El proyecto de los presupuestos fue rechazado con 11 votos a favor de BComú, la abstención de ERC y el PDECat y el «no» de C’s, PP, PSC y el concejal no adscrito. Era un paso necesario para aprobar las cuentas vía moción de confianza, que se pondrá en marcha con un pleno extraordinario. La oposición tendrá un mes para acordar un candidato alternativo, pero no llegarán a un pacto y entonces los presupuestos quedarán aprobados.
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