Parlament de Cataluña
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ERC y CDC sumarían 55 escaños extrapolando los datos electorales pese a la ausencia de la CUP
ERC y CDC sumarían 55 escaños extrapolando los datos electorales pese a la ausencia de la CUP.
Buena parte del éxito o fracaso de una fuerza política se mide no sólo por su resultado electoral sinó también por el cumplimiento de sus expectativas. Las pasadas elecciones generales son un buen ejemplo de ello. Después de varias semanas, o incluso meses, con la letanía del «sorpasso» por parte de Podemos, el PSOE puede estar medianamente contento con los comicios pese a tratarse del su peor resultado electoral desde la restauración de la democracia. «Salvar los muebles» ha sido la frase más repetida. En este contexto de expectativas, las elecciones permiten otras lecturas como extrapolar los resultados a unas eventuales elecciones catalanas. Y este ejercicio de política ficción arroja unos resultados sorprendentes.
A grandes rasgos, el arco parlamentario catalán quedaría tremendamente igualado, con Podemos, o En Comú Podem, como ganador de las elecciones y una Convergència en plenao descenso a los infiernos como el PSC en los últimos tiempos. Huelga decir que la ausencia de la CUP en las elecciones generales altera el resultado pero, a la luz de las últimas encuestas, el «procés» está sobrepasando al partido radical que podría perder hasta siete de sus diez diputados. La ley electoral catalana, o la ausencia de ella, además, desvirtúa el sentido del voto al dividir la comunidad en cuatro circunscripciones, las cuatro provincias, para sobrerepresentar Girona, Tarragona y Lleida y detrimento de Barcelona.
Así las cosas, con los votos de las elecciones generales en la mano, En Comú Podem ganaría los comicios catalanes con 32 diputados. Le seguirían ERC (27), PSC (22), CDC (21), PP (19) y Ciudadanos (14). La distribución parlamentaria actual está dominada por Junts Pel Sí con 62 diputados seguido de Ciudadanos (25), PSC (16), la variante de Podemos Catalunya Sí que es Pot (11), PP (11) y la CUP con 10. A primera vista, el bloque independentista comienza a desinflarse. ERC aguanta el tipo y se convertiría en la segunda fuerza parlamentaria. Mención aparte merece la otrora todopoderosa CDC que quedaría relegada a la cuarta posición en su particular via crucis que recuerda a las últimas experiencias electorales del PSC desde la desintegración del tripartito. Entre ambos partidos sumarían apenas 48 escaños, muy lejos de los 68 que dan la mayoría absoluta. El PSC, a su vez, recupera la senda del crecimiento después de varios años de decadencia que le han llevado incluso a vender la sede de la calle Nicaragua. El PP, por su parte, repetiría sus mejores resultados históricios, es decir, el mismo número de diputados que obtuvo con Alicia Sánchez-Camacho en las elecciones catalanas de 2012.
Ciudadanos quedaría relegado a la última posición en una situación francamente incómoda. Al fin y al cabo, el partido naranja, en las elecciones catalanas de hace casi un año, fue la segunda fuerza más votada y su candidata, Inés Arrimadas, se ganó por méritos propios el cargo de Jefe de la Oposición con sus 25 diputados. La polarización de estas últimas elecciones les ha pasado factura incluso en Cataluña, su patria chica, y parte de su electorado se ha refugiado de nuevo en el PP.
Con este panorama, por lo tanto, formar gobierno se antoja francamente difícil. El bloque independentista se quedaría muy lejos de los 68 diputados y todas las miradas apuntarían a la reedición de un nuevo tripartito. El bloque constitucionalista, PSC, PP y Ciudadanos, sumaría apenas 55 diputados. Por ello, la responsabilidad de formar un eventual gobierno recaería En Comú Podem y la posibilidad de reeditar una suerte de tripartito 2.0 con ERC y PSC, liderazo, esta vez, por Podemos en lugar de los socialistas.
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