Entre pinturas

BARCELONA- Detrás de un cuadro excepcional, siempre hay una gran historia, a veces hasta de forma literal. Los artistas son capaces de jugar con la sobreposición de capas de pintura hasta conseguir que convivan dos cuadros a la vez. El espectador sólo ve una vista aérea de los tejados de una ciudad, pero un vaciado por rayos x de la pintura puede descubrir que antes existía el dibujo del desnudo de una pareja. Y allí comienza una nueva aventura para conocer mejor la forma en que trabajaba el maestro.

El Museo Picasso presenta la exposición «Viaje a través del azul: La Vida», muestra centrada en la gran obra de la época azul de Picasso. «La Vida», pintada en Barcelona en 1903, es la joya de la corona del Museo de Cleveland, que evidentemente nunca saca de su colección. Sin embargo, han hecho una excepción con el Museo Picasso, que hasta el 19 de enero acogerá el cuadro más genial y enigmático de la época de juventud del pintor.

Estudios preparatorios

El motivo de esta excepción es el trabajo que se ha hecho desde el Picasso por comprender mejor la génesis de este cuadro. En 2003, tras un estudio radiográfico, descubrieron en el cuadro «Azoteas de Barcelona», pintado también en 1903, la imagen de una pareja que remitía directamente a «La vida» y que podría considerarse como una primera versión del cuadro. A partir de aquí se siguieron las investigaciones y se pudo relacionar con otros cuadros, además de dibujos preparatorios, que ayudaban a explicar de una forma inédita la manera de trabajar y las motivaciones del Picasso joven. «La exposición demuestra que "La Vida"puede describirse como una obra coral. Ves las dudas que tuvo Picasso. Sin la tecnología actual, nunca podríamos haber descubierto todo esto», aseguró ayer Reyes Jiménez, jefa del departamento de Conservación Preventiva y Restauración del Picasso, así como una de las comisarias de la muestra.

Los trabajods de investigación también han demostrado que el tópico de que la época azul de Picasso era por una cuestión de escasez de dinero y materiales es simplista. En «Azoteas de Barcelona» se puede seguir la riqueza de colores, unos superpuestos a otros, hasta llegar a su composición visible.

La obra, desde 1991 parte de la colección del Museo Picasso, era una de las más queridas por el pintor y siempre le acompañó, excepto en dos cortos periodos en que dejó que se expusiese en antológicas. «Su valor es grande. Conceptual y técnicamente es una obra de gran modernidad sintética», comentó Jiménez.

- Dónde: Museo Picasso. C/Montcada 15-23.

- Cuándo: Hasta el 19 de enero.

- Cuánto: De 6,60 a 11 euros.