Elecciones catalanas
ERC admite que el «procés» ha afectado a la economía
Rovira intenta desmarcarse de Puigdemont en medidas como bajar el IRPF y también descartando su restitución si no logra la victoria
Rovira intenta desmarcarse de Puigdemont en medidas como bajar el IRPF y también descartando su restitución si no logra la victoria.
Nada une más que un enemigo común. Véase a los Lannister y los Stark en Juego de Tronos cuando tengan que enfrentarse a los caminantes blancos. O, más cerca y en el mundo real, a ERC, los neoconvergentes y la CUP cuando plantan cara al Gobierno. Pero en tiempo de elecciones, ellos saben que son contrincantes, que ni PP ni Ciutadans van a robarle votos a ERC. Quizás haya aún algún nostálgico que siga priorizando la contienda electoral como una lucha entre izquierdas y derechas, que pueda irse de ERC a los Comunes, incluso, al PSC. Pero los republicanos saben que el 21-D, si alguien puede truncar el sueño que han acariciado los últimos dos años, animados por las encuestas, es Carles Puigdemont y su lista Junts per Catalunya.
«Roda el món i torna el born», porque aunque el proceso pusiera el foco de atención en otras disputas, ERC y el PDECAT no han dejado de estar a la greña. Y ahora que se pelean por un mismo electorado, las rencillas son más visibles. Marta Rovira rehuía ayer en el foro de debate Primera Plan@ que organiza “El Periódico” de apoyar la restitución de Carles Puigdemont. «Nuestro candidato es Oriol Junqueras», sentenció Rovira. Es más, «es el mejor candidato de los que se presentan y por eso sigue en la cárcel», añadió.
ERC desea gobernar para encarar una nueva etapa: construir su idea de república y abrir debates constituyentes. Pero el juez del Tribunal Supremo (TS), Pablo Llarena, pidió ampliar la investigación sobre las cúpulas de los partidos independentistas y Rovira está afectada. Ella lo ve como «un intento de coacción». De todos modos, no es motivo suficiente para apoyar la restitución de Puigdemont porque «tenemos otros activos, una lista amplia y diversa que representa a un país diverso».
Para poder distinguirse de Puigdemont/PDeCAT/CDC intentó alardear de algunas propuestas progresistas. «Voy a hacer un anuncio», dijo Rovira para reclamar la atención de un auditorio que tras 20 minutos de charla empezaba a distraerse: rebajaremos IRPF a las rentas más bajas, equiparando el tipo marginal a la media española, esto es pasar del 12 por ciento al 11 por ciento.»Costaría 200 millones de euros», matizó. El anuncio no tuvo el efecto que buscaba, porque tres cuartas partes del auditorio eran periodistas y miembros de ERC que ya habían escuchado la medida un día antes, cuando el partido presentó su programa electoral.
Más novedad fue que Rovira admitiera que hay «angustia y preocupación» por la ralentización que ha sufrido la economía catalana por culpa de la inestabilidad política. Rovira no podía ignorar las portadas de los diarios que recogen un estudio de ESADE que alerta del coste de la independencia: el 46 por ciento de las inversiones están congeladas, el 41 por ciento de los directivos cambiaría la sede de su empresa en caso de DUI y el 25 por ciento de los empresarios ha dejado de contratar empleados. «No podemos negar que hay preocupación en el ámbito económico, pero hay que huir del discurso catastrofista», dijo en un intento de quitarse la responsabilidad de encima.
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