Cataluña
Hiroshima, una pesadilla
El cine de Kaneto Shindô, la edición de «Pies descalzos», de Keiji Nakazawa y el ensayo de John Hersey nos recuerdan el horror
Los alemanes Can describieron mejor que nadie la capacidad destructora de la bomba atómica. En su clásico «Mushroom head» afirman: «Cuando vi la cabeza de champiñón, yo nací y yo morí». El 6 de agosto de 1945 fue el gran día de la infamia, la humanidad en pleno nació para luego morir a los pocos segundos. «Little boy» se llamaba la bomba que arrasó Hiroshima y que continuó arrasándola y que continúa arrasándola hoy día. Después de los fastos de su 70 aniversario, el horror que todavía significa este atroz acto de guerra y destrucción sigue muy viva en el imaginario colectivo y sus implicaciones literarias y artísticas siguen de primera actualidad.
La Filmoteca de Cataluña presenta en este inicio de 2016 un ciclo dedicado a Kaneto Shindô. El cineasta japonés, nacido en 1912 en Hiroshima, ayudante de Mizoguchi, fue el primero en saltarse el control informativo estadounidense de lo sucedido realmente con la película «Los niños de Hiroshima», de 1952. El ciclo proyectará 16 filmes del director japonés, con títulos tan significativos como «Dragón afortunado número 5» o «Madre». Destaca sobre todo «La isla desnuda», una película sin diálogos de 1960 que muestra la vida monótona, absurda y repetitiva de una serie de personas a la deriva en una isla que parece metáfora de la muerte.
Otro hito cultural surgido de la estela de Hirosima es el cómic «Pies Descalzos», (DeBolsillo), de Keiji Nakazawa. Ahora llegará a las librerías el cuarto volumen de esta serie que está considerada unánimamente como una de las cotas más altas de la historia del cómic y un manga que ha conseguido elevar el género a obra de arte. Nakazawa, sin esconder ni un ápice todo el horror del antes, durante y después del bombardeo, pone el objetivo en una familia que vivió el estallido y todas sus consecuencias. No hay matáforas a lo «Maus», sino una descarnada historia del fin del ser humano como persona inocente. Dentro del manga hay que destacar también la novela gráfica « Yunagi no machi, sakura no kuni», obra del infravalorado Fumiyo Kono.
Con el 70 aniversario, se recuperaron varios clásicos en torno a bombardeo, como es el ensayo periodístico «Hiroshima», (DeBolsillo), de John Hersey. El reportero viajó en verano de 1945 a la ciudad nipona para hablar con los supervivientes. El resultado fue el testimonio espeluznante de seis personas, un oficinista, un médico, una viuda con tres niños pequeños, un misionero alemán, un joven cirujano y un pastor metodista. A su imagen, la reciente premio Nobel Svetlana Alexiévich radiografió a las supervivientes del accidente nuclear de Chernovyl. Pocas veces el periodismo ha conseguido más sentido y necesidad, permitir oír hablar a los que no tienen voz.
Muchos otros han tomado a Hiroshima como punto de partida de sus disquisiciones artísticas y filosóficas. Desde el «hit» de OMD «Enola gay», nombre del bombardero que lanzó la bomba, a poéticas películas como «Hiroshima, mon amour», basado en los textos de Marguerite Duras y dirigido por Alain Resnais.
Ahora que Corea presume de haber realizado con éxito unaprueba con una bomba de hidrógeno, la realidad destructora de estas fábricas de horror vuelve a crear desconsuelo y ansiedad a una sociedad que ya sabe que la locura y maldad humanas no tiene límite. «La experiencia de la gente de Hiroshima es un telón de fondo de un horror difícilmente concebible, que esperara tras la superficie de nuestra vida normal, con la posibilidad de irrumpir en esa vida normal», como diría el escritor Jonathan Schell.
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