Elecciones 24-M
Iglesias y Colau conquistan Nou Barris, feudo de los socialistas en Barcelona
El líder de Podemos se postula para relevar al PSC a quien acusa de traicionar los derechos sociales. Equipara a CiU y PP: «La patria de los Rato y los Pujol son su dinero. Son ladrones y gentuza»
El líder de Podemos se postula para relevar al PSC a quien acusa de traicionar los derechos sociales. Equipara a CiU y PP: «La patria de los Rato y los Pujol son su dinero. Son ladrones y gentuza»
Cuando quedaban diez minutos para el mediodía, una pareja discutía ayer bajo un sol de justicia a la salida de la parada de Metro de Llucmajor, en Nou Barris. La mujer recrimiba a su esposo que se hubiera dejado en casa la octavilla con el mapa del único mitin que Pablo Iglesias ofrecerá esta campaña en Barcelona. «¿Y ahora dónde hay que ir?», preguntaba mosqueada. Lo suyo era discutir por discutir, porque un río de gente peregrinaba desde el Metro hacia la plaza Major de Nou Barris, otrora territorio socialista, donde Maragall, Clos y Hereu celebraban sus mitines más populares.
La gente se daba prisa para no perderse la llegada del «futuro presidente del Gobierno» –así rebieron a Iglesias– y la candidata de BComú, Ada Colau, la coalición bajo la que Podemos se presenta en Barcelona. «¡Arrea!», le decía un padre a su hijo, de unos seis años, que andaba despacio para no perder un globo azul que le había regalado el PP, también de campaña en Nou Barris, y se negaba a cambiar por uno lila de Podemos.
Más de 2.500 personas, en busca de esperanza, muchos ex votantes socialistas, jóvenes, «yayoflautas» y vecinos que han batallado contra los desahucios –30 al día en barrios como Ciutat Meridiana–, junto a Colau, activista de la Plataforma de Afectados porla Hipoteca (PAH), se entregaron a la nueva izquierda.
Iglesias no desaprovechó el entusiasmo con el que fue recibido. Les regaló un discurso con frases de bar, «la patria de los Pujol y los Rato son su dinero, son ladrones, son gentuza y se lo diremos con todas sus letras», y en el que hábilmente convirtió a la gente en protagonista. «Nosotros no tenemos empresas del Ibex 35 que nos apoyen, ni primos en Suiza, nosotros tenemos a la gente. Olvidáos de los carteles y hablad con la familia, en el instituto en la cola del supermercado, explicad que las cosas pueden cambiar», pidió. Colau prosiguió con un llamamiento a la movilización de los barrios populares para desbancar a Xavier Trias. «Se acerca la primavera democrática», aventuró.
No les costó lograr el efecto que buscaban. «¡Sí, podemos, sí podemos!», replicó la gente animada con la música del «run run», una suerte de rumba interpretada por Colau a favor de los derechos sociales, la justicia y todo lo que quieren oír los votantes. La banda sonora de BComú es pegadiza, logra que la gente se anime y baile, como ocurría hace años en los mitines del PSC amenizados por Serrat. Su alegría contrasta con el dramatismo con el que los partidos soberanistas visten al «procès».
Mucha épica y cero propuestas
A los discursos de Iglesias y Colau les sobró épica y les faltaron propuestas. El líder de Podemos, que dos días antes en una entrevista en Rac1, pese a que le preguntaron del derecho y del revés, no quiso posicionarse sobre el derecho a decidir, tras las críticas recibidas, se mojó un poco más. «Yo no quiero que Cataluña se vaya de España, pero el futuro de Cataluña tendrán que decidirlo los catalanes», expuso, antes de declararse soberanista. «Yo soy soberanista. Soberanista quiere decir poder llevar a tu abuelo a un hospital y que lo atienda gente competente, o llevar a nuestros hijos a una escuela pública. Los que privatizan y externalizan son los traidores a la patria. Que no ensucien la palabra patria», dijo con la intención de meter en un mismo saco al PP y a CiU, a quienes pesa la corrupción.
El PSC, de donde principalmente se alimenta Podemos y BComú, también salió escaldado. Iglesias y Colau reprocharon a los socialistas haber abandonado los derechos sociales de los ciudadanos. Ambos interpretan que la tercera vía que defendieron socialistas como Blair o Zapatero, ya sea con privatizaciones o cambiando la Constitución sin contar con nadie, ha dado las victorias de los conservadores. Colau e Iglesias ofrecieron sus siglas a socialistas defraudados e indecisos.
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