Viena
Investigadores de Bellvitge identifican una nueva enfermedad muscular
Es la primera vez que se describe una enfermedad causada por la mutación del gen de la proteína mioglobina
Es la primera vez que se describe una enfermedad causada por la mutación del gen de la proteína mioglobina
Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), liderados por la doctora Monste Olivé, en colaboración con genetistas de la Universidad Occidental de Australia e investigadores del Instituto Karolinska de Suecia, han identificado y descrito en Nature Communications una nueva enfermedad muscular, la cual estaría causada por una mutación en el gen de la mioglobina.
Ésta es una proteína extensamente conocida, responsable del color rojo de los músculos y cuya función principal es el transporte y almacenamiento intracelular de oxígeno, actuando como un reservorio de oxígeno cuando se dan niveles bajos o una falta total y también participa en la captación y eliminación de radicales libres y otras especies reactivas de oxígeno, pero de la que sin embargo es la primera vez que se identifica una enfermedad causada por una mutación de su gen.
Dicha enfermedad, a la que han bautizado con el nombre de Mioglobinopatía, es de las consideradas raras, puesto que afecta a un número muy reducido de personas, que hasta ahora ni siquiera tenían un diagnóstico para su dolencia. La Mioglobinopatía se manifiesta entre los 35 y los 45 años y los primeros síntomas se resumen en una pérdida de fuerza en las piernas y debilidad en los músculos axiales. Esta patología es progresiva y evoluciona afectando también a las extremidades superiores y en etapas más avanzadas puede acabar provocando una fracaso de la musculatura respiratoria y cardíaca, llegando incluso a invalidar a los pacientes y hasta a provocar la muerte.
Pese a que todos estos síntomas pueden ser muy similares a los de otras enfermedades musculares, la particularidad de la Mioglobinopatia es que las biopsias musculares de los pacientes presentan unas lesiones muy características, que fueron el detonante de la investigación que culmina hoy con la publicación de la identificación de esta enfermedad. Y es que en 2005 llegó a manos de la doctora Olivé, especialista en enfermedades musculares en Bellvitge. una biopsia muscular de un paciente con lesiones muy peculiares –cuerpos sarcoplásmicos- y nueve años más tarde se encontró con un caso idéntico. Fue a partir de ahí cuando, en un trabajo conjunto con la Universidad Occidental de Australia, se llevó a cabo una secuenciación masiva del ADN de los pacientes que permitió identificar esa mutación en el gen de la proteína.
Por esas mismas fechas, Olivé descubrió una publicación de los años 80 en la que se hacia referencia a una familia sueca que evidenciaba lesiones muy similares en sus biopsias musculares, de manera que poco a poco diversas entidades vinculadas de alguna manera a la investigación decidieron unir esfuerzos para finalmente completar el estudio y análisis de 14 casos de pacientes pertenecientes a seis familias europeas sin parentesco ninguno pero con la misma sintomatología, lesiones muy características en las biopsias musculares y a las que finalmente se les identificó la misma mutación.
El estudio se ha completado además con una caracterización de la composición química y la estructura de la proteína gracias al sintrón ALBA de la Universidad Autónoma de Barcelona, que ha permitido ver en qué consisten las lesiones y demostrar la presencia de lípidos oxidados en las células musculares afectadas y proteínas mal plegadas.
Por último, investigadores de las universidades de Módena y Viena han contribuido a completar el estudio mediante la identificación de cómo la mutación del gen altera las funciones de la proteína mioglobina, detectando una alteración en la capacidad de unión al oxígeno que contribuye a la formación de agregados de lípidos y proteínas que se encuentran en los músculos de los pacientes.
Así pues, tal y como señala la doctora Olivé, “ahora ya se ha logrado diagnosticar la enfermedad, que era el primer paso, y podemos ponernos a trabajar en la búsqueda de un tratamiento para intentar curarla”. “Además, el haber descrito la enfermedad y haber definido sus características quizá permita identificar más casos de Mioglobinopatía que hasta ahora nos eran desconocidos por no haber diagnóstico”, apunta.
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