La ANC aprovechará la final de Champions para repartir diez mil «estelades»

Liz Castro, la «norteamericana enamorada de Cataluña», que tanto sonaba como sucesora de Carme Forcadell al frente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), se estrenó ayer como directora del área de internacional. Lo hizo presentando una campaña para movilizar el voto exterior de los catalanes residentes en el extranjero para las elecciones autonómicas previstas para el 27 de septiembre.

A Castro se le ha encontrado acomodo en esta departamento después de que Jordi Sànchez se hiciera con la dirección de la ANC a pesar de no ser el preferido por los militantes, quienes votan a los componentes del secretariado pero no la estructura orgánica de la asamblea.

Conocida por divulgar el proceso soberanista en inglés con su libro «What’s up in Catalonia», Castro presentó ayer junto Arnau Galobardes, miembro del secretariado Nacional, la web «votexterior. cat». Se trata de una iniciativa lanzada para incentivar a los catalanes residentes en el extranjero a votar de cara al 27-S, ya que desde la reforma de la ley electoral en 2011 el sufragio de los residentes fuera de la comunidad catalana ha caído en picado, pasando del 31 al 1,4 por ciento en 2014.

Esta propuesta no tiene otra motivación que la de movilizar el voto independentista en unos comicios claves para el proceso soberanista: «No tenemos datos concretos, pero nuestra percepción es que los 200.000 votantes registrados en otros países pueden ser claves para la causa», señaló Galobardes.

Como parte de su acción internacional, Liz Castro explicó que la ANC también está organizando una campaña para llenar de «estelades» la final de la Champions, que se celebrará en Berlín este sábado. Para ello, repartirán más de 10.000 banderas independetistas impresas en papel y animarán a todos los aficionados a llevarse la suya propia desde casa para «dar la mayor difusión al proceso soberanista». La responsable de asuntos internacionales de la ANC criticó la ley que pretende impulsar el Gobierno para evitar ataques a los símbolos nacionales, a colación de la gran pitada al himno español en la final de la Copa del Rey. «Es muy triste que se monte este pollo por si se puede pitar o no. Lo que hay que preguntarse es por qué todo un estadio abucheó un himno», señaló Castro.