Ayuntamientos

La oposición reprueba por cuarta vez la gestión de Colau en dos años

El pleno desautoriza al gobierno a propuesta del PDeCAT con el apoyo del PP, ERC y C’s. Censura el fracaso de su política de vivienda, 3.000 desahucios al año y alquileres un 9 % más caros.

Gerardo Pisarello, que preside el pleno mientras Ada colau está de baja maternal, rechaza el balance catastrofista de la oposición y la emplaza a ser más constructiva.
Gerardo Pisarello, que preside el pleno mientras Ada colau está de baja maternal, rechaza el balance catastrofista de la oposición y la emplaza a ser más constructiva.larazon

El pleno desautoriza al gobierno a propuesta del PDeCAT con el apoyo del PP, ERC y C’s. Censura el fracaso de su política de vivienda, 3.000 desahucios al año y alquileres un 9 % más caros.

El gobierno de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona recibió ayer otro agrio revés de la oposición. Y ya van cuatro. A propuesta de su archienemigo, el PDECat de Xavier Trias, el pleno municipal reprobó la gestión de la alcaldesa y de su equipo con el apoyo del PP, Ciutadans y ERC, que cuando arrancó el mandato daba falsas ilusiones a Colau y se dejaba querer como socio de gobierno. La CUP y el PSC, que desde hace un año gobierna con BComú, votaron en contra, pero no bastó para no aguar el paso del ecuador de la legislatura.

En apenas dos años, es la cuarta vez que el pleno reprueba al gobierno municipal. En noviembre de 2015, recibió su primer toque de atención por la gestión del «top manta». Un año después, se censuró su política de gestos. Colau siguió al frente y sentada en el trono de la sala de la Reina Regente, su gestión volvió a ser desautorizada por rescindir el contrato de las obras del túnel de Glòries. Ahora, coincidiendo con el segundo aniversario de su llegada al Ayuntamiento de Barcelona, la oposición vuelve a reprobarla, mientras prepara ya el terreno electoral con un clima enrarecido por el choque de trenes entre el Gobierno del Estado y de la Generalitat.

El PDCat presentó una propuesta para desautorizar la gestión de los comunes y el PP de Alberto Fernández otra iniciativa parecida con la que pretendía condenar el trabajo de Colau por «centrarse en la gesticulación y las aparaciencias». Pretendía, porque ERC se abstuvo y la propuesta no salió adelante. Aunque tanto una como otra avivaron el debate.

La oposición fue a dar a la izquierda heredera del 15-M donde más le duele, el chasco en políticas de vivienda. Colau y su equipo, formados en el activismo de la PAH (Plataforma Antidesahucios) habían soñado con hacer una ciudad con viviendas asequibles. En campaña, prometieron movilizar 8.000 pisos de alquiler, luego puntualizaron que era un objetivo para 2025. También querían frenar los desahucios. Pero la realidad quiso dar esta vez la razón a Calderón de la Barca y sus sueños, sueños son.

El precio del alquiler se ha disparado en Barcelona hasta convertirla en la ciudad más cara de España (15,5 euros el metro cuadrado). La demanda de los alquileres es superior a la oferta y los precios han subido en dos años un 16,5 por ciento, según el portal inmobiliario Idealista, un 11,8 por ciento, según Fotocasa, o un 9,13 por ciento, según la Generalitat. Ayer, cada grupo eligió la cifra que más le convenía confirmando lo que todos saben, que jamás había habido una relación tan mala entre el equipo de gobierno y la oposición. Sobre todo, con dos de los partidos de la derecha, el PDCat y el PP. Aunque los grupos se llenan la boca con la palabra «diálogo», éste parece un espejismo.

«Antes Colau paralizaba desahucios, ahora en Barcelona hay 3.000 desalojos al año», disparaba desde el PP Alberto Fernández. «Hay 75 solares vacíos donde se podría construir 4.000 viviendas, múltense a ustedes mismos y no sólo a los bancos con pisos vacíos», lanzó. C’s censuró que sigan instalados en el activismo, su arrogancia y desprecio por el diálogo. Igual que el PDCat, aunque Quim Forn añadió una petición: «Gobiernen y dialoguen». Algo difícil, cuando Gerardo Pisarello, al frente del gobierno mientras Colau está de baja por maternidad, rechaza balances catatróficos y reprocha al PDCat que caiga «en un populismo propio del que practica Trump». «Rectifiquen».