Barcelona

La parricida del Carmel intoxicó a sus hijos antes de ahogarles en la bañera

Ingresa en un centro hospitalario por su estado mental. Había denunciado a su marido por malos tratos

Los vecinos improvisaron un altar en el número 1 de la plaza Pastrana
Los vecinos improvisaron un altar en el número 1 de la plaza Pastranalarazon

La conmoción ayer por la mañana en la plaza Pastrana del barrio del Carmel de Barcelona seguía siendo tan fuerte como el domingo por la noche. Rina M.S, la mujer que presuntamente ahogó y mató a sus dos hijos de once y nueve años en su domicilio, fue ingresada ayer en un centro hospitalario, informaron fuentes de la investigación.

La misma noche del domingo ya fue trasladada a un centro médico para su exploración ante los síntomas de confusión y de posible ingesta de algún medicamento, y el padre fue atendido por los servicios de emergencia. Tales episodios se explican por la secuencia de los hechos.

Con una orden de alejamiento contra el marido y a punto de ser desahuciados por no pagar el alquiler, la mujer tomó la decisión más extrema de su vida, ahogar a sus hijos. Fueron los vecinos quienes alertaron a los Mossos d'Esquadra. Cuando llegaron al lugar de los hechos, los agentes encontraron a los niños fuera de la bañera, que se encontraba llena, con el pelo mojado y despeinado, y espuma en la nariz y la boca. Según explicaron fuentes de la investigación, se considera que la mujer no habría podido ahogales sola, y que podría haberles proporcionado algún medicamento para que no se defendieran, como confirma la autopsia a la espera del informe definitivo y los resultados toxicológicos.

La mujer, de 35 años y nacionalidad boliviana, está detenida pero no ha declarado todavía. Presuntamente mató a sus dos hijos la tarde del domingo, y avisó a su marido y padre de los niños de que lo había hecho. Asimismo, se ha conocido que la mujer fue con los menores a un centro municipal de acogida urgencias por violencia machista a finales de 2012 pero, tras un día allí, pidió la baja voluntaria del centro.

Según explicaron fuentes municipales, la madre y los dos hijos ingresaron en el centro a finales del año pasado,tras denunciar a su marido, y desde el 2010 la familia recibía ayudas de los servicios sociales. A este episodio tiene que sumar que iban a ser desahuciados en dos semanas, una seria de extremos que podrían haber provocado la reacción de la madre.

El aviso del crimen lo dio un vecino, Juan Luis Ferrer, cuando se encontró con la pareja discutiendo en la puerta del piso sobre las 20.30 horas del domingo, una vez consumado el doble homicidio. Según esta versión, el marido estaría pidiendo a la mujer que avisara a la Policía del trágico suceso. «No me lo creía, pero unos vecinos fueron al piso y lo confirmaron», explicó Ferrer. Otra vecina añadió que la mujer «estaba ida», y que su marido aseguraba que ella se quería suicidar, y que trataba de evitarlo. Ahora los Mossos también investigan la implicación del padre, aunque parece ser que no tiene relación directa con el crimen.

Una vecina amiga de la madre, María Gatell, dijo que el marido era «un borracho perdido» y le había pegado muchas palizas a la mujer, además de que le había sido infiel y se quedaba todo el dinero que cobraba, por lo que tenía problemas para pagar el alquiler. Según el testimonio de Gatell, un día la detenida, que era ama de casa, fue a verla porque el marido le había pegado con una tabla y, tras denunciar los hechos, fue citada a declarar. «Si lo ha hecho es porque se le han acumulado muchas cosas. Se ha sentido abandonada, despreciada», trató de explicar la vecina, que añadió que la mujer estaba en tratamiento psicológico.

Rina puso dos denuncias contra su marido, pero la primera no prosperó y estaba pendiente de juicio por la segunda a la vez que tramitaba el divorcio. Por su parte, los servicios sociales habían reiterado a la mujer la oferta de volver al centro de acogida mientras le encontraban una vivienda social. La Dirección General de Atención a la Infancia de la Generalitat (Dgaia) no se había hecho cargo de los niños porque los asistentes no detectaron riesgos.