Barcelona

Las dos caras de Tamara Rojo

El Liceo acoge la nueva versión de «El lago de los cisnes» de la English National Ballet con todas las entradas vendidas

Uno de los pases a dos de «El lago de los cisnes» de Tamara Rojo
Uno de los pases a dos de «El lago de los cisnes» de Tamara Rojolarazon

Interpretar el rol de Odette/Odile de «El lago de los cisnes» es como hacer de doctor Jeckyll y Mr. Hyde, con la complicación que sólo puede utilizar su cuerpo y el movimiento para matizar el cambio entre el inocente y puro cisne blanco y el maligno y erótico cisne negro.

«Es el rol que cualquier bailarina quiere interpretar y el que más le permite poner a prueba sus aptitudes. En realidad, todos somos potencialmente las dos cosas», comenta Tamara Rojo, bailarina y directora artística del English National Ballet, que el día de hoy llega al Liceo su propia adaptación del clásico de Tchaikoscky.

Rojo debutó en el Liceo con apenas 16 años y siempre es algo especial regresar a Barcelona. En esta ocasión, lo hace con una nueva readaptación de la mítica coreografía de Marius Pepita de la mano de Derek Deane. «Uno nunca se cansa de hacer los clásicos. Son los ballets que te dan la oportunidad de reanalizar, de reinterpretar temas humanos que son universales, como el amor, la traición, la envidia o el poder», señala Rojo.

La directora artística del English National Ballet ha programado tres representaciones distintas con tres parejas principales diferentes. La primera es Alina Cojocaru y Dawid Trzensimiech, que ofrecerán una versión más dulce y virtuosa. Cogerá el relevo la propia Roja con el mexicano Isaac Hernández, con una intrepretación más temperamental y mediterránea.

Por último, la veterana japonesa Erina Takahashi y el cubano Yonah Acosta. «A mí me viene fenomenal no bailar en los estrenos, porque ya no tengo muchas ganas y es un placer poder bailar sin esa presión Además, teniendo bailarinas de la categoría de Alina no hay necesidad», afirma Rojo.

La bailarina no duda en comparar «El lago de los cisnes» a cualquier clásico shakespiriano, tanto en los temas que usa como en la profundidad que consigue. Odios, venganzas, amor, redención, la danza consigue engrandar estos temas. «Como pasa con las tragedias griegas, seguiremos durante miles de año repitiéndolos porque son temas que no se acaban nunca», admite.