Interior
Los acusados del «caso Quintana» dudan de los otros antidisturbios
El subinspector y el escopetero niegan ante el tribunal el disparo de ninguna pelota de goma
El juicio por el denominado caso Ester Quintana, la mujer que perdió un ojo en 2012 supuestamente por el disparo de una pelota de goma por parte de los Mossos d’Esquadra, llega hoy a su fin, tras dos semanas con testigos y versiones muy diferentes. Sin embargo, en la última sesión sólo está prevista la lectura de los informes finales y un turno de palabra para los dos acusados, si lo desean.
La sesión de ayer era la más esperada desde la comparecencia de la propia Ester Quintana. Fue el turno de la declaración de los dos mossos acusados, el escopetero Llorenç B, y el subinspector Eduard C., que como era previsible negaron haber disparado pelotas de goma. De hecho, ningún testigo ha podido asegurar en el juicio el lanzamiento de este tipo de proyectiles, tras la manifestación de la jornada de huelga general del 14–N de 2012.
«Sólo salvas»
El subinspector y el escopetero aseguraron al tribunal que se limitaron a disparar salvas para provocar «ruido» y dispersar a un grupo de una quincena de personas que les lanzaban piedras y botellas, por lo que su actuación fue «proporcional».
Tanto el subinspector como el escopetero se acogieron a su derecho a no contestar a las preguntas de la acusación particular ejercida por la manifestante herida, que elevó a definitiva su petición de nueve años de cárcel para los agentes.
Tras recalcar que no dispararon ni una sola pelota de goma en todo el día, los acusados afirmaron que, durante su breve intervención en el lugar desde el que Quintana recibió el impacto, no se percataron de los movimientos de los miembros del furgón 414, sobre los que la defensa vierte sospechas al situarlos en una posición más a tiro de la víctima que los procesados.
Durante el interrogatorio, los agentes procesados sí que sembraron dudas sobre la actuación de los antidisturbios de la furgoneta 414, que fueron interrogados sobre su posición en el lugar en el que Quintana cayó herida, precisamente, por el subinspector cuando este ya había sido imputado por el juez, y después acabaron expedientados por Interior.
El subinspector apuntó que le resultó sospechosa la actitud de los integrantes de la 414 en los interrogatorios. «Cuando de una furgoneta nadie se acuerda de nada, pues hombre...», insinuó. También apuntó a una actuación irregular de los antidisturbios de este vehículo, cuando indicó que, al ser el tercer vehículo que cerraba la unidad, su intervención habría tenido que ser «residual» y, en cambio, disparó ocho proyectiles de precisión frente a los dos que lanzó el operador de lanzadora de su grupo.
Sostuvo que la intervención de su unidad desde el lugar en que Quintana recibió el impacto fue «proporcional», ya que se limitó a ordenar «algo inocuo, hacer ruido», puesto que la escasa gravedad de los disturbios que según su versión estaban ocurriendo no requerían una actuación más contundente.
En la misma línea se manifestó el escopetero acusado, que afirmó que en el lugar en que Quintana fue herida efectuó «una salva o dos», tras recibir una orden «genérica» del subinspector de disparar proyectiles sin munición, para dispersar a los alborotadores.
Ambos coincidieron en reconocer que no se avisó por megafonía de que se iba a efectuar una intervención policial, lo que la Fiscalía cree que contraría los protocolos de Interior relativos a las dispersiones.
El subinspector corrigió a la fiscal, y mantuvo que los protocolos establecen que las órdenes por megafonía a los manifestantes solo deben efectuarse antes de la primera intervención policial, no en cada una de ellas, por lo que para cumplir la normativa habría bastado con avisar a los manifestantes cuando se iniciaron las primeras cargas en la Via Laietana de Barcelona, a centenares de metros del lugar donde Quintana cayó herida.
Aparte de los nueve años que pide la acusación particular, la Fiscalía confirmó que su petición de condena para los acusados es de dos años y otros cuatro de rehabilitación.
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