Barcelona

Los empresarios catalanes, a Mas: «Deje ya el pacto con los enemigos de ERC»

La Razón
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Atur Mas intenta atraer al empresariado, pero la mayoría le ve con recelo y mira con atención el discurso del centro político de Durán. Tras la reunión de esta semana en la Cámara de Comercio, algunos apostillaron: «Con un Mas inmolado, bienvenido sea un Duran centrado».

Una sensación de pánico ante la deriva independentista de Artur Mas y una mirada atenta hacia la plataforma impulsada por Josep Antoni Duran Lleida. Éste es el sentimiento que anida en la sociedad catalana conforme avanzan las fechas hacia la consulta del nueve de noviembre. En los últimos días, numerosos empresarios, en especial pequeños, medianos y autónomos, han hecho llegar un claro mensaje al presidente de La Generalitat sobre la ruptura con Esquerra Republicana, la gran beneficiada por el soberanismo de Convergencia. «Es un error mantener acuerdos con quienes te destruyen políticamente», afirman en estos sectores. Según las mismas fuentes, en los últimos días se han celebrado reuniones muy discretas en los despachos del Palau y, en una de ellas, la frase a Mas fue contundente: «President, deje ya el pacto con los enemigos».

Al mismo tiempo, en estos círculos va calando con mucha aceptación el discurso de centro político de Duran, que ya esbozó en la Escuela de Verano de Unió y en el que trabaja muy activamente: «Un movimiento con alma social». Así lo definen en el entorno del líder democristiano. Es decir, la apuesta por un nuevo centro político desde sensibilidades diversas, integración de personas de cultura cristiana con distinta militancia política, empresarios, profesionales y organizaciones sociales de todo tipo. Dentro de una Cataluña fuerte, capaz de acuerdos responsables, socialmente cohesionada y alejada de la independencia. «Una palabra mágica que no arregla todo», opinan en el entorno del líder de Unió.

El ideario de esta plataforma impulsada por Duran quiere prestar mucha atención a la vertiente social: «Hay sectores que lo están pasando realmente mal, clases medias que no llegan a fin de mes, otros en la pobreza, y a ellos hemos de dirigirnos», aseguran en el equipo del dirigente democristiano. Sin olvidar la crisis política y partidaria. «Hay un afán autodestructivo, la ciudadanía no cree en nosotros, no somos eficaces a los ojos de la gente para resolver los problemas», advierten ante la falta de liderazgos fuertes y el descrédito de la actual clase política. El acento religioso, social y parroquial, tradicional de los partidos democristianos, vertebra este nuevo movimiento de Durán. «Necesitamos recuperar el centro político, estar a la altura y reforzar el espacio que siempre ocupó CIU en la transición», añaden.

En círculos socioeconómicos catalanes no ocultan su gran preocupación por la política de Artur Mas y la nueva cúpula convergente, en manos de ERC, «un partido que recoge los frutos de la crisis sin hacer nada, sin estar en el gobierno», opinan representantes de estos sectores. En ellos subyace una gran alarma por un posible gobierno de Esquerra, incluso con otras fuerzas radicales como la CUP, el Guayem de Ada Colau y la irrupción de Podemos, de Pablo Iglesias. Opinan que Cataluña quedaría deslocalizada, con una bajada del PIB y una presión fiscal asfixiante. «Sería el caos y el final de la economía productiva», advierten dirigentes de las pymes, y así se lo han transmitido al propio Artur Mas. Pero la reacción del presidente de la Generalitat sigue siendo inamovible, obstinado en la convocatoria de la consulta y rehén de los partidos separatistas. Al menos, hasta el nueve de noviembre, dónde otros escenarios pueden abrirse, una vez pasada la «fecha maldita», en frase de uno de ellos.

Con esta situación, y a pesar de su reiterada negativa en público, todas las fuentes consultadas coinciden en que el referéndum no se celebrará, ante la inmediata impugnación del Gobierno de Rajoy y la decisión del Tribunal Constitucional. Por ello, a Mas no le quedaría otro remedio que cambiar de socios y recoger el guante que le ha lanzado el PSC, o convocar unas elecciones plebiscitarias en un plazo de dos o tres meses. Lo que el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, define con ironía: «Una elecciones no anticipadas, sino precipitadas». Dirigentes del PSC, del PP y sectores económicos tienen claro el análisis: «Artur Mas se ha inmolado con socios equivocados».

El escenario se complica por el efecto del escándalo Pujol, que ha convulsionado a la sociedad catalana y al propio partido que él fundó, Convergencia Democrática. En este sentido, todos valoran muy positivamente la actitud de Durán, el único socio coaligado que no ha hecho sangre del ex presidente. «Ha mantenido un escrupuloso respeto a la figura del Pujol político», matizan destacados empresarios, muy poco dados a los ataques y exabruptos dialécticos. Frente a otros como Xavier Trías, Josep Rull o Josep Lluis Corominas, que se han lanzado a degüello contra la familia Pujol, a quien todo deben, Durán ha sido intachable. Algo que, por cierto, no hizo el clan Pujol cuando el Caso Pallerols salpicó a las filas de Unió. Aquí, memoria hay para todos y por eso valoran la «pátina de respeto» de Durán en estos delicados momentos.

Por otro lado, la próxima comparecencia de Jordi Pujol ante el Parlamento de Cataluña y su lacónica frase –«tengo mucho que decir»–, ha desatado los nervios en el seno de Convergencia. Para nadie es un secreto que Artur Mas y los actuales dirigentes de CDC son hijos políticos de Pujol. «Ahora resulta que nadie sabía nada, y si lo sabían, bien que se callaban», dice alguien muy cercano a la familia De ahí la airada reacción, ya avanzada por este periódico, de Marta Ferrusola y sus hijos: «Son unos traidores y lo pagarán». En el entorno familiar hay ahora mucha tensión por el acoso a su domicilio, a cuyas puertas se ven asediados a diario por una nube de periodistas y ciudadanos que les increpan. «Los ánimos están que arden», aseguran. Mientras el ex presidente y algunos de sus hijos aguantan el tipo, Marta Ferrusola ha estallado y no dudó en mandar a la mismísima mierda a los informadores.

Así las cosas, todos los círculos políticos y económicos coinciden en que el escenario hasta el nueve de noviembre es espinoso. «Nos aguardan días criminales», afirman rotundos. Observan a Artur Mas decidió a tensar la cuerda al máximo, y por ello ven con expectación el nuevo movimiento de centro impulsado por Durán. En la sociedad civil catalana, siempre dada a cuidar las formas, rezuma gran rechazo la actual crispación. El pesimismo cundió todavía más durante la reciente reunión que el presidente de La Generalitat mantuvo con numerosos financieros y empresarios, en la Cámara de Comercio de Barcelona. Allí, Artur Mas insistió en sus planes soberanistas y en su pacto con ERC. Al término del acto, algunos recordaban el refrán de que con amigos así, no se necesitan enemigos. A lo que uno de ellos añadió: «Con un Mas inmolado, bienvenido sea un Duran centrado».