Abusos a menores
«Mi padre nos violaba a mí y a mis amigas para alejar a los 'malos espíritus'»
Un hombre afronta una pena de 45 años por agresiones sexuales a tres menores.
Un hombre afronta una pena de 45 años por agresiones sexuales a tres menores.
Simulando una especie de rituales sexuales para «ahuyentar a espíritus malignos de su interior», un hombre afronta, en la Audiencia de Barcelona, una pena de 45 años de cárcel, acusado de violar a tres menores, que son su hija y dos amigas. La fiscal también pide 27 años de condena para su mujer, por ser cómplice y no impedirlo. Las víctimas tenían quince años en el momento de los hechos.
Como testigos, las dos amigas menores de la hija confirmaron que fueron violadas en repetidas ocasiones por el acusado, y dijeron que las convenció de que veía espíritus. Según dijeron, las obligó a mantener relaciones sexuales para sacar a «los malignos de su interior», y para evitar que a sus familiares les sucedieran «cosas malas». Al parecer, también las convención de que formaba parte de una secta llamada «Orden de Odín».
En el juicio, que concluye hoy, el matrimonio se acogió a su derecho a no declarar. La hija hizo lo mismo, no respondió a las partes, por el motivo de que los acusados son sus padres.
No obstante, según recoge el escrito de la Fiscalía, la menor interpuso anteriormente una denuncia, asegurando que entre 2013 y 2013 «mantuvo relaciones sexuales con su padre al menos dos veces por semana». En las ocasiones en las que la menor se negaba a realizar los rituales, el acusado le decía que «el negocio familiar iría mal», y que nunca conseguiría entrar en la «Orden de Odín», la secta que se inventó el padre.
Todo se combinó con juegos de ouija en el domicilio familiar, con más amenazas en el caso de que la menor no accediera a mantener relaciones sexuales, aludiendo a «espíritus malignos».
Por otra parte, la Audiencia de Lleida acogió ayer otro escalofriante juicio, con relatos de víctimas y testigos sobrecogedores. La Fiscalía pide 37 años de cárcel para un padre acusado de violar a dos de sus tres hijas. Los delitos serían maltrato habitual y abusos sexuales. Negó los hechos, pero en el juicio pareció que había ocurrido todo lo contrario.
El padre fue el primero en declarar. Está en prisión preventiva, y en el juicio negó cualquier tipo de abuso sexual, y también haberles pegado con el cinturón e incluso un mando a distancia.
El testimonio de las hijas fue sobrecogedor. Una de ellas relató que fue violada algunos días dos veces, mientras que la menor relató que fue agredida sexualmente en una ocasión. Atendiendo a estas declaraciones, los psicólogos consideraron que su relato resulta creíble. Señalaron que, a su juicio, y en el caso de la hija mayor los abusos comenzaron cuando ella tenía nueve años.
Otra conclusión importante de los psicólogos es que los presuntos abusos sexuales a los que fueron sometidas ambas hijas tuvieron una repercusión diferente en cada una de ellas. Sumisión en el caso de la mayor, y rebeldía en la menor. Por su parte, la madre de las chicas explicó en el juicio que el hombre pegaba a las niñas, y las insultaba, y que además ella no supo nada de los abusos hasta que comenzó el proceso judicial.
La investigación de la Fiscalía comenzó por una denuncia del propio padre por presuntos abusos contra un hombre de Guissona con el que su hija pequeña se había escapado.
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