Milán
Missoni: «La moda, al final, es sólo ropa»
Margherita, la heredera de la firma italiana, recoge el premio del 080 y llama a la industria textil a ser sostenible.
Margherita, la heredera de la firma italiana, recoge el premio del 080 y llama a la industria textil a ser sostenible.
Antes de «Sálvame» y el «¡Qué me dices!», la prensa rosa gustaba porque narraba vidas de película, como la de Margherita Maccapani Missoni (Milán, 1983). Creció en la romántica villa de Sumirago, al norte de Milán, en una familia de diseñadores. Su abuela, Rosita Missoni, fundadora de la firma italiana que revolucionó la moda en los 50 haciendo tejidos de punto estampados, le dejaba elegir vestidos en la tienda Bon Point y con 16 años, se la llevaba a los mercadillos y discotecas de Londres. Cuando su madre cogió las riendas de la empresa familiar, la convirtió en el rostro de la marca. Y ella se hizo it-girl, la que encarnaba el estilo boho chic que sus abuelos crearon en los 60 y que su madre reinventó tras el viaje a lo clásico que Missoni hizo en los años 90. Dio un plus a la marca, visibilidad mediática.
Para la gente, Margherita vivió unos felices años veinte, así la mostraban las revistas de papel couché, de fiesta en fiesta con Tatiana Santo Domingo, Eugenie Niarchos, Coco y Bianca Brandolini... Hasta que se casó con un piloto de carreras y ahora que tiene dos hijos «se ha alejado de los focos». Entre comillas, porque su cuenta de Instagram tiene más de 116.000 seguidores, nueve veces más que su madre, Angela Missoni, directora creativa de la marca, a la que la 20ª edición del 080 ha premiado con el Fashion Tribute.
El galardón, que ayer entregó el conseller de Empresa. Jordi Baiget, lo recogió su hija. En una pasarela enfocada a la moda emergente, Margherita se convirtió en la estrella invitada del 080. Al margen de recoger el premio, protagonizó una charla íntima con la editora responsable de la primera edición de Vogue España, Lisa Lovatt-Smith. Para esta conversación «The Missoni Family: born into a fashion», Margherita se sirvió de sus estudios de filosofía. Al fin y al cabo para qué sirve la filosofía, sino para entender los fenómenos de la vida social y política, para tomar distancia con la realidad y someterla a examen o para enseñarnos a hablar, pensar y a escuchar. «La moda tiene que ser sostenible, no puede dar la espalda al mundo, tiene que estar conectada a la realidad», dijo a modo de reflexión.
Margherita habló de su infancia, entre telas, maniquíes y «gente asombrosa». Que creció en un ambiente libre, con escuela Montessori incluida, que su abuela le enseñó que «hay más vida detrás de la moda, otras pasiones e intereses» y que «es sano mantener una cierta distancia con la moda porque al final es sólo ropa». Será sólo ropa, pero una de cada diez empresas en España se dedica a la moda, que representa el 3% del PIB, los Missoni, los Prada, los Fendi o los Arnault salen en la lista Forbes, Isak Andic, fundador de Mango, es el catalán más rico, y el padre de Zara, Amancio Ortega, la cuarta fortuna mundial. Fiel a los consejos de su abuela, para pasar más tiempo con sus hijos y poder ir a buscarlos al colegio, ahora lleva su propia línea de moda infantil «Margherita» piezas para niños de 0 a 7 años a precios más asequibles que Missoni, de 30 a 70 euros. Aunque en un futuro no descarta tomar el relevo a su madre «sería un orgullo ser la directora creativa», dijo.
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