Galicia

Puigdemont exige «bilateralidad» al Gobierno

El president califica de inútil la reunión de presidentes autonómicos y justifica su ausencia

El president, Carles Puigdemont, bebiendo agua ayer en las jornadas de S’Agaró
El president, Carles Puigdemont, bebiendo agua ayer en las jornadas de S’Agarólarazon

El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, asistió ayer a la XXI reunión económica de S’Agaró (Gerona) y se notaba que jugaba en casa.

El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, asistió ayer a la XXI reunión económica de S’Agaró (Gerona) y se notaba que jugaba en casa. Al fin y al cabo, fue alcalde de la capital de la provincia y hasta explicó que su amigos le habían organizado una fiesta para su 50 cumpleaños en el mismo hotel que tenía lugar el evento. La reunión, que versaba sobre los tiempos de cambio que corren, fue aprovechada por el president para alertar sobre el auge de los populismos, de esos que hablan de «casta» en referencia, quizás, a Podemos y su rama catalana, los comunes. Casualidad o no, las palabras del president llegaban el mismo día que el CEO publicaba su último barómetro en el que el bloque independentista, Junts pel Sí y la CUP, podría perder la mayoría independentista ante el crecimiento de los comunes que disputaría la segunda plaza a Ciutadans. Pero sobre todo, en el turno de preguntas, explicó los motivos de su ausencia a la conferencia de presidentes autonómicos. Y no es otro que la inutilidad de estas reuniones. Por lo que Puigdemont espera poder mantener una relación de «bilateralidad política» con el Gobierno.

La conferencia presidentes, «a la historia me remito, no sirven para nada, solo para incrementar la lista de 23 cuestiones pendientes que en su día entregó el president Mas al Gobierno», señaló. Puigdemont reveló que la última vez que Mas acudió a la conferencia no le gustaron «ni las actitudes ni las formas». Y recordó que el propio presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo advirtió que «no aceptará nada que beneficie a Cataluña». Por ello, «nos hemos ganado políticamente ser tratados de manera bilateral. Por los resultados en las urnas y por lo que pasa en Cataliuña, que no pasa en ningún otra parte de España». Y añadió: «Preferimos reunirnos directamente con el presidente del Gobierno o invitar a la vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría, que amablemente ha aceptado».

Puigdemont, en otro orden de cosas, explicó que el mundo está cambiando, hilo argumental del evento, pero alertó de que puede mutar en populismos o actitudes inmovilistas, de las que el Brexit o la victoria de Donald Trump en EE UU dan buena cuenta. Pero incluso dentro de nuestras fronteras, los populismos generan «tensiones» y «apriorismos». Por ello, Puigdemont recetó gobernar con realismo, pero también con sensibilidad. A su juicio, hay que situar al ciudadano en el centro del debate político. La desigualdad, según explicó, es «uno de los grandes retos del siglo XXI». Y anticiparse a cómo serán los puestos de empleo de este siglo «que ni siquiera conocemos». El president pretende que la Generalitat actúe como un emprendedor, «no solo un regulador o un sancionador». La naturaleza de las empresas, dijo, las impulsa a generar nuevos productos y abrir nuevos mercados. «Y nosotros tenemos que ser así», sentenció Puigdemont.