Liceu

«Un auténtico festín para los ojos»

El Liceo acoge el montaje detallista y cinematográfico de David McVicar de «Andrea Chenier»

La puesta en escena es tan detallista y rigurosa históricamente que se convierte en todo un festín para los ojos, según comenta Carlos Álvarez, que interpreta al perverso Carlo Gérard, criado y jefe de la revolución
La puesta en escena es tan detallista y rigurosa históricamente que se convierte en todo un festín para los ojos, según comenta Carlos Álvarez, que interpreta al perverso Carlo Gérard, criado y jefe de la revoluciónlarazon

El Liceo acoge el montaje detallista y cinematográfico de David McVicar de «Andrea Chenier».

A Umberto Giordano, el número seis le daba suerte. Cuando 6 del junio de 1889 se presentó al concurso de composición de ópera organizado por la editorial Sonzogno, no era más que un inocente chico de 22 años sin mucho qué contar, y aún así quedó el sexto de un total de 73. El ganador, Pietro Mascagni, presentó «Cavalleria Rusticana», que inició el verismo, así que ser sexto no estaba mal, y más si tenemos encuenta que esto le posibilitó firmar un contrato con Sonzogno por el que les entregaría a ellos sus siguientes óperas.

No era mucho dinero, pero el suficiente. El problema es que sus siguientes composiciones no fueron gran cosa, y su última ópera, «Regina Díaz» sólo se mantuvo dos días en escena. Iba a ser despedido de la editorial si no conseguía algo elevado. Desesperado, escribió a un amigo pidiéndole que le buscase un lugar en Milán donde poder vivir ya que ya no le quedaba dinero. El seis de enero de 1894 recibía respuesta. «Lo que puedo ofrecerte», decía la carta, «es el mausoleo donde guardamos los instrumentos en el cementerio. Seguro que podemos poner allí una cama y una mesa para que trabajes».

La felicidad era ahora completa. Sólo necesitaba culminar su gran obra. Unos días antes, otro amigo suyo, el compositor Alberto Franchetti, le había hecho llegar otra carta, «Querido Giordano: sabiendo que tienes necesidad de un libreto, con placer te cedo mis derechos sobre Andrea Chénier, de Luigi Illica, por el que me deberás abonar 200 liras. Te saludo cordialmente». Después de ese desembolso, no tenía una lira encima, pero tenía un sitio donde componer, un libreto con el que empezar a trabajar, y la determinación de no perder el tiempo. Rezó al número seis y en ese frío mausole empezó la ópera que le cambiaría la vida.

El 28 de marzo de 1896 se estrenaba en La Scala de Milan. La primera vez que escuchó su composición en directo, no pudo creer lo que estaba exigiendo a sus cantantes. «¡Dios mío, qué cosa he escrito!», exclamó tapándose la cara con las manos. Aún así, y a pesar del intento de boicotear la pieza de la editorial rival de Sonzgno, la ópera fue un éxito y Giordano pudo dejar de vivir en un cementerio. Quien pidió ir a vivir allí unos años después fue Franchetti, que había cedido el libreto de «Tosca» a Puccini y quería morirse directamente.

El Liceo recupera ahora el montaje que David McVicar levantó para el Covent Garden de Londres con dirección musical de Pinchas Steinberg y un reparto de lujo que incluye el debut del tenor Jonas Kaufmann en ópera escenificada en el Liceo. En total serán tres tenores que se alterarán en el rol de Andrea Chénier con Jorge de León y Antonello Palombi poniéndose en la piel de este poeta francés que apoyó la revolución de 1789 y que en 1794 acabó guillotineado por el Estado en plena efervescencia del Terror. Del resto de nombres propios del elenco destacan Carlos Álvarez, el regreso de la legendaria Anna Tomowa-Sintow en el papel de la anciana revolucionaria Madelon y Sondra Radvanovsky, que debuta en el rol de Maddalena de Coigny. «Ahora que me acerco a los 50 y mi voz ha crecido, me siento más apta para acercarme a papeles del verismo, donde las líneas de la orquesta siguen tu misma voz, lo que te obliga a dar más tono y volumen a tu voz», señaló ayer Radvanovsky, que ya empezó con «Tosca» su salto al verismo.

Detallista y cinematográfica

La puesta en escena que ofrece McVicar es historicista y realista hasta el detalle, tal y como reclama en realidad el verismo. Esto consigue que el público tenga una auténtica experiencia cinematográfica, sin saber dónde poner los ojos, con un excelente vestuario de la historiadora de la moda Jenny Tiramani y una sobrecogedora escenografía de Robert Jones. «Es un auténtico festín para los ojos y la heroína ha sido Marie Lambert, responsable de la reposición, que ha tenido que lidiar con los cantantes y sus propias ideas de la obra», sentenció Álvarez.

Dónde: Gran Teatro del Liceo. La Rambla 51-59. Cuándo: del 9 al 28 de marzo. Cuánto: Consultar web: www.liceubarcelona.cat